El London Evening Standard, un tabloide regional de la capital británica, está sorprendiendo con una campaña publicitaria con vallas y anuncios en autobuses en donde pide perdón. Un estudio entre los londinenses reveló que veían el periódico como demasiado negativo, complaciente, predecible y consideraban que había perdido el contacto con sus lectores y no les tomaba en serio. El Evening Standard ha respondido, según cuenta un columnista de The Guardian, con una mea culpa público, admitiendo los reproches y anunciando cambios.

 

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El diario atraviesa una crisis importante y ya fue noticia en enero al hacerse con el 75% de su accionariado Alexander Lebedev, multimillonario ruso y ex miembro del KGB. De hecho el «cambio de timón» se está haciendo evidente. De hecho la campaña de anuncios es el primer paso de una iniciativa de marketing de tres semanas que culminará el 11 de mayo con la presentación del relanzamiento del Evening Standard.

La estrategia de «reconocer» errores para recuperar lectores es una decisión personal del nuevo director del periódico Geordie Greig que ha sustituído a Veronica Wadley, responsable durante siete años del Standard. A juicio de Roy Greenslade, el columnista que recoge la información, la campaña aunque atrevida y sin precedentes en la presna británica, puede interpretarse como una desautorización directa del trabajo de Wadley.

La anterior directora fue acusada de tomar partido político muy claro en contra de los laboristas y del ex alcalde de Londres Ken Livingstone y de ser un instrumento al servicio de Boris Johnson, el nuevo edil. Greig ha anunciado que mantendrá a grandes rasgos la línea editorial del periódico, pero bajando el tono de crítica política y social.

La campaña de anuncios pidiendo perdón es obra de la agencia de publicidad McCann Erikson.

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