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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

 

Todos los expertos, -y algunos habían sido muy críticos-, coinciden en señalar que algo ha pasado en la izquierda abertzale. Hasta aquí ninguna novedad pues ya pudo verse en la redacción de los estatutos de Sortu, en la debilidad de las pruebas que presentó la Policía y la Guardia Civil, y en la votación final del Supremo que siendo históricamente unánime argumentó esos votos particulares de la duda.

Además, la Ley de partidos se ha encargado de protegernos ante los cambios de rumbo. Si una formación condena un atentado de ETA, pero meses después algún miembro lo justifica, puede derivar en la ilegalización global. Por tanto, poco debe temer la democracia sobre la sinceridad o no preelectoral, pues ya se ha encargado la legislación de mantener mecanismos de control suficientes.

¿Se puede concluir que la izquierda abertzale ha aceptado el camino de la democracia? Todo indica que sí, aunque la pregunta pertinente en este momento es, ¿se trata de un proceso irreversible?

En esto ya hay más dudas entre los expertos. Existe temor ante un escenario concreto: Si Sortu consigue presentarse a las elecciones y obtiene mucha representación se sentirá legitimada para poner sobre la mesa el debate de la autodeterminación. Hasta aquí nada extraño, y forma parte de la esencia democrática.

Sin embargo al balón de oxígeno que te da el presupuesto de los ayuntamientos y a la legitimidad que te da la representación popular habrá que sumarle entonces que ETA no ha dejado de existir completamente y que se sumará complacida al debate, con un incierto resultado.

Añadamos además que a ese escenario se sumase una legislatura gobernada por el PP. Si la presión contra los nacionalismos se intensifica -como ocurrió durante la segunda legislatura de Aznar que germinó en el Plan Ibarretxe-  , es muy probable que vuelvan al tablero todas las justificaciones morales de asfixia ideológica, representación social y opresión moral.

Todo eso son hipótesis claro pero nos permiten deducir que aunque posiblemente el giro de la izquierda abertzale es sincero nos queda por aclarar si es o no irreversible. Entonces ¿que pruebas pueden aportar de lo contrario?

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