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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Primera consecuencia.

Todo lo que los expertos dijeron que podía pasar, ha pasado. Y todo lo que los gobernantes dijeron que no pasaría, ha sucedido.

La confianza entre los ciudadanos y sus instituciones se ha roto. Probablemente esta sea una de las consecuencias inmediatas de la nefasta gestión de la crisis del Ébola -mas allá de la sanitaria- .

Se nos dijo que no había riesgo, y lo ha habido. Pero ese no es el único problema. El problema es que cuando hemos arañado un poco, cuando hemos profundizado, se ha ido destapando la chapuza, la improvisación, la falta de protocolos y la falta de cualificación que ha rodeado a todo este episodio. Y a esos errores hay que sumarle la falta de explicaciones de las autoridades, con una ministra escondida y un Presidente de Gobierno en permanente huida hacia ninguna parte.

¿Qué va a pasar ahora cuando las instituciones den nuevas indicaciones? ¿las seguirán los ciudadanos?

Segunda consecuencia.

El error se lo quieren emplumar a la auxiliar de enfermería: una persona que no estaba suficientemente entrenada para trabajar en esas condiciones de altísimo riesgo y frente a un sistema carente de protocolos.  Pero se lo quieren emplumar a ella. La única en toda la cadena cuya actividad debiera ser considerada heroica.

Ahora se va a especular sobre si se colocó el traje o se lo quitó, sobre la forma en que acudió a los servicios sanitarios, o si se presentó a la oposición…»Un desgraciado error humano», empiezan a instalar ya algunos tertulianos.

Es injusto. Porque en efecto aquí se ha producido un error humano, pero ha sido el de dejar la gestion de esta crisis sanitaria en manos de Ana Mato.

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