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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

El mundo no cambió el 11S porque ya había cambiado antes. Los terroristas atentaron en suelo norteamericano  ¿pero no existía un riesgo previo al 11 de septiembre? ¿Fue el primer atentado contra intereses norteamericanos?¿No se había encargado el cine de recordarlo permanentemente? En efecto, el peligro existe pero no es nuevo. Conviene recordarlo porque la administración Bush aprovechó aquella fecha para ampliar las competencias de los servicios secretos y recortar todo tipo de libertades de los ciudadanos. Eso es un dato objetivo, sin entrar a valorar sí estaba o no justificado.

La ambición de los gobiernos republicanos siempre ha sido el control: el de la información, el de la moral, el de la economía. Con la Patriot Act y otras medidas similares, Bush no ha hecho sino cumplir una buena parte de esos objetivos. Eso ayuda a luchar contra el terrorismo pero sin duda ayudaría mucho más renegociar y reinventar la política exterior.

El gobierno norteamericano pretende ahora investigar a las ONGs que reciben su dinero. Dice que quieren evitar toda conexión con individuos o grupos terroristas. Es loable, pero no es tan sencillo. Los responsables de las Ongs han intentado, sin éxito, informar al gobierno de que una cosa es recibir su dinero y otra muy diferente trabajar para sus objetivos, especialmente si  suponen un claro peligro para los cooperantes. En muchos lugares del planeta la independencia es lo único que permite desarrollar el trabajo humanitario. La medida también ha sido acogida en la red con inquietud:

«Ahora podran controlar las ONGs que actuan y denegar el permiso para actuar a las que sean contrarias a sus intereses (Fomento de los derechos humanos, pacifistas, contra la pena de muerte, etc.) sin dar explicaciones», -dice Carlos Juarez en ELPAIS.ES

Y tiene razón. La cuestión es que las libertades se nos están esfumando a una velocidad de vértigo. Se nos olvida que conquistarlas costó siglos.

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