Algunos creen que Wikileaks está haciendo el papel que la prensa ha dejado de hacer: publicar secretos oficiales que denuncian lo que está pasando en una guerra. Pero en EEUU, no parece que esto guste demasiado. El portal-ONG de Julian Assange está en el ojo del huracán y es siendo objeto de ataques por parte de políticos y militares. ¿Y los periodistas? Pues se muestran divididos y debaten sobre si es conveniente apoyar o no a Wikileaks.

La web de Wikileaks
(Foto: Flickr/itia4u)

Parte del problema es que en Estados Unidos está a punto de aprobarse una ley que proteje la revelación de secretos y fortalece la libertad de prensa. Pero dos de los senadores demócratas que la promueven Chuck Schumer y Dianne Feinstein han introducido cambios en el texto para evitar que la web de Assange se beneficie. Han establecido una distinción para que Wikileaks no pueda ser considerada una organización  informativas. «Nuestro proyecto de ley incluye mecanismos que anteponen la seguridad nacional a las filtraciones. Nunca dará protección a una web como ésta», explicó Schumer.

Muchos blogs y analistas han criticado estos cambios, claramente dirigidos en contra del website que ha divulgado 90.000 documentos secretos sobre la Guerra de Afgansitán, porque pueden afectar también a otros grupos. Y además se denuncia que la industria de la información los ha aceptado.

Lucy Dalglish del Reporters Committee for Freedom of the Press por ejemplo ha asegurado que lo que hace la web no es periodismo. Y Kurt Wimmer un abogado de The Newspaper Association of America, (Asociacion de Periódicos de America) defiende que se deje a Wikileaks fuera de la protección: «Hay una diferencia entre como trabaja Wikileaks y como lo hacen las organizaciones informativas, Wikileak es más como un buzón donde dejar documentos filtrados».

Julian Assange
(Foto: Flickr/Gnotalex)

Y es que el rol de Wikileaks parece haber «escocido» a un sector de medios y periodistas. El Wall Street Journal publicó por ejemplo recientemente una información sobre la falta de transparencia en las cuentas de la organización. Y un columnista del Washington Post pidió abiertamente que «se pare a Wikileaks«.

Aunque la organización de Assange también ha recibido apoyos de sectores periodísticos. The First Amendment Center, organización que vela por la protección de la libertad de expresión, ha criticado que la industria apoye los cambios con tal de que la ley llegue a buen puerto. Douglas Lee considera que sería «lamentable que las organizacones periodísticas en su celo por lograr una ley que les proteja, animaran al Congreso a restringir el acta de protección solamente para los que practican el periodismo de una unica particular manera«.

Y defiende que al unirse a los políticos, el sector periodístico «ha conseguido a la vez parecer territorialistas y poner en peligro la independencia que estan tratando de crear». Por ello defiende que hay que ampliar el «escudo» protector de la ley, no restringirlo.

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