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[19-11-2009] Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Cuando se le preguntaba a Jacques Delors cuál habría de ser el diseño final de Europa, solía responder: «No hay un diseño final, iremos a dónde hayamos de ir y llegaremos a dónde tengamos que llegar. Lo único importante es que cada paso se decida de forma democrática». Hoy se ha dado un paso democrático, un paso aburrido que los ciudadanos europeos hemos dado sin prestarle la menor atención. La Unión Europea ya tiene presdiente: Herman van Rompuy. Sesenta y dos años, primer ministro de Bélgica, flamenco y democristiano, economista. Y tiene ministra de Asuntos Exteriores, Catherin Asthon. Cincuenta y tres años, laborista y baronesa, hasta hoy comisaria europea de Comercio Exterior.

Y la primera impresión que nos llega tras la noticia es la preocupación que hay en Bélgica porque se les va van Rompuy. No es que se les vaya muy lejos, pues en Bruselas se queda, pero pierden la pieza que sujeta la delicadísima arquitectura nacional. Esta cualidad, su habilidad para conseguir consensos imposibles, se convierte en su mejor tarjeta de presentación, pues si hay algo que va a necesitar la actual Europa a Veintisieta, por numerosísima y heterogéne se mire por donde se mire, es un mago de los puzzles. Y este caballero parece serlo. De hecho, su elección es la proclamación de que se renuncia a lo mejor para abrazar lo posible. De hecho, una Europa a Veintisieta hace tan difíciles los consensos, que lo que pueda ser consensuado se erige en ideal.

Se renuncia a soñar con una gran figura capaz de relanzar la idea europea, aunque sea eso, precisamente, lo que se necesita, y se acude al laboratorio para elaborar preparados equilibrados. La Presidencia, a la derecha; Exteriores, a la izquierda. Tras la protesta de las últimas horas, un hombre, una mujer. Y surge como máxima responsable de la diplomacia continental Catherin Ahston. En cuanto se vio esta mañana que Blair no podía ganar la Presidencia, el Reino Unido jugó la baza Ashton.

Y los reunidos pudieron respirar tranquilos porque conseguir un acuerdo es alcanzar la cima del Everest. En un momento como éste, es de justicia recordar a javier Solana, y lamentar que, tras más de diez años representando a Europa, no vaya a poder lucir sus galones. Y una cosa más: nos apena que el sueño europeo parezca condenado a ser siempre mate, apagado y burocrático. Pero es probable que sólo así se pueda avanzar.»

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

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