«En España continuamos en la transición. Reconocer el proceso no significa derrotismo».
Con esta frase ha iniciado su intervención Pablo Castellano, en la primera de las dos  jornadas que con la excusa de la presentación del libro de José Vidal-Beneyto:  «Memoria democrática», ha reunido esta tarde en Madrid, en la Sociedad de Autores, a representantes del liderazgo de  organizaciónes de la transición española. Participantes de lujo, de ideologías enfrentadas, reunidos en torno a una mesa  en un acto en que la actitud recuerda, en cierta forma,  a aquel Contubernio de Munich, donde por primera vez fuerzas opuestas fueron capaces de dialogar, de escuchar, de razonar…
Marcelino Oreja, Santiago Carrillo, Fernando Alvarez de Miranda, Mª Teresa de Borbón Parma,Martín Villa,Jose Vidal-Beneyto,Pablo Castellano y un largo etc,. que después de un interesantísimo recorrido por los caminos de aquella transición, han expuesto lo que a su juicio es la España actual.
Se ha tratado intensamente la figura de Adolfo Suarez y todos sus arriesgados pasos políticos: legalización de PC; amnistía; regreso de Tarradellas; Cortes constituyentes. Estas decisiones le valió el golpe de estado de su propio partido que logró su derrocamiento.

No se le ha enjuiciado desde la condescendencia hacia su actual decrepitud, sino con el reconocimiento de unos valores sin los cuales la transición no hubiera sido posible.

 El análisis de la situación actual  ha sido que la derecha ha hecho de la transición una meta, no un camino para la democracia. La izquierda no ha sido capaz con la dialéctica de infundir convencimiento, y no lucha por el «hacer» sino por «el poder»
La vida política de éste país se ha reducido al bipartidismo. Los miembros de ambos  partidos se han convertido en «funcionarios serviles» a sus dirigentes. Navajeo dentro de los mismos, como en Francia, que todavía sigue… 

En fin… O se sanean los partidos o  «que dios no coja confesaos…»
Mañana más…

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