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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Por lo que estoy viendo en las redes sociales, la cosa se divide en dos grandes grupos. Ideológicamente los enfadados y los divertidos están en todo el espectro. Pero están:

Aquellos que se divirtieron con la experiencia y por poder contar la anécdota al día siguiente.

2) Y luego están los enfadados que a su vez se dividen en tres subgrupos:

2.a) Los enfadados por el tema elegido, el 23F, pues argumentan que se trata de un tema sensible.
2.b) Los enfadados por hacer parecer real la fabulación, y con gente reconocida.
2.c) Y por último un grupo mixto en el que están los de las expectativas: Los que esperaban descubrir algo del 23-F; Los defraudados con Évole de quien esperaban una inclinación hacia el periodismo más ortodoxa

Yo estoy en el primer grupo. Me lo pasé bien. Me pareció una experiencia divertida. Estamos tan faltos de experiencias divertidas…

Me resulta llamativo que alguien se sienta ofendido por habérselo creido porque para eso estaba pensado.

Solo me inquieta haber dado un argumento a los que ya eran críticos. Poner en peligro la credibildad que cuesta tanto conseguirse. Pero sobre todo me inquieta que la televisión descubra que engañar es super rentable. Porque la audiencioa fue historica

¿Que os ha parecido a vosotros? Ponedlo en los comentarios. La comunicación queda abierta.

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2 Replica a este post
  1. No ví el programa y no me pareció divertido a toro pasado. Era seguidor de Évole, ahora comparto el cabreo de los encuadrados en el grupo 2a y 2c. Me molesta que me intente engañar una persona de la que en principio me fío. No tendrá otra oportunidad de hacerlo. No creo que estuviese pensado para hacer algo divertido engañando a la gente, sino que estaba pensado para captar audiencia a cualquier precio. Me gustaría saber los abanicos de edad de los que se sienten molestos y la de los que les pareció divertida la experiencia. Curioso Fernando que tanto tú como Évole cumpliésis 7 años en 1981. Quizá la edad os reste perspectiva.

  2. Entiendo por tus palabras, Carlos, que fuiste de los enfadados. El argumento generacional lo he escuchado estos días y no me gusta porque nos mete en una dialéctica que me obliga a contestar: quizá el problema entonces sea que algunos se están haciendo ya mayores.