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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Descubro con curiosidad la forma en la que algunos medios se refieren a la palabra nacionalizar:

«Chávez amenaza con nacionalizar la filial venezolana del Banco Santander», dice El Pais

Vaya por delante que desconozco completamente los términos de esta negociación y si ha sido sellada durante la última visita del presidente Chávez a Madrid. Deduzco que sí. Y vaya por delante que ni el presidente Chávez ni la oposición de su país son precisamente santo de mi devoción.

Mi preocupación es más bien semántica. Vease, en todo caso, que en el titular no han añadido la palabra forzosamente, lo que nos sugiere los términos en los que se está produciendo la negociación. El proceso de nacionalización es un proceso legítimo y socialmente redistributivo, útil a menudo, -salvo para los neocon-, igual que a veces lo es la expropiación de una parcela privada -si se hace de manera justa- para construir una carretera.

Veamos la wikipedia:

La Nacionalización es también conocida como «Estatización, transformación de una empresa o unidad económica privada en una publica. También se denomina socialización»

Es decir que más allá de otras valoraciones, en esencia, se trata simplemente de un proceso económico, nada amenazante, cuyo objetivo es convertir al Estado -a la sociedad- en dueño de los bienes. Si el precio que se paga a sus dueños actuales y la gestión posterior de la empresa fueran correctos ¿tendría eso algo de negativo?

El problema es que vivimos en un modelo económico, el neoconservadurismo, que se ha adueñado también de la semática. Según sus reglas privatizar es algo positivo pues mejora la gestión, mientras que nacionalizar es un proceso negativo que afecta a la competencia y al libre mercado. Digo yo que dependerá del caso: Tan mala es una privatización que deje en cuatro manos resultados millonarios que antes eran de todos, como una Nacionalización que expropie a bajo precio y atrofie la gestión de los activos. En definitiva ¿debemos dejar que se adueñen del lenguaje?

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6 Replica a este post
  1. ¿Y no crees que transformar una situación bastante evidentemente de inseguridad jurídica generada por un gobierno (como lo han podido hacer Mugabe, Obiang, Fujimori, Putin o Kirchner, por poner algunos ejemplos polícromos) en una cuestión semántica es pasar por alto lo más importante?
    Porque esto es un ejemplo más de que lo que los gobiernos totalitarios y/o las democracias «sui generis» hacen con la economía y el sistema legal es, casi siempre, contraproducente para sus pueblos y sus sociedades.
    La «boli-élite», el lujo, el derroche y la falsa apariencia de prosperidad que está otorgando el petróleo a Venezuela supone pura y simplemente la pérdida de una enorme oportunidad para prosperar (se acercan mucho más a los errores de Arabia saudí que a los aciertos de Noruega).
    Y «avisar» (una vez más) a la inversión internacional (especialmente el sector financiero, con la que está cayendo) de que Venezuela es el cortijo de Chávez sólo irá en perjuicio de la economía y la sociedad venezolana.
    Saludos

  2. Me ha encantado tu reflexión, Fernando. Has venido con fuerzas renovadas.
    Sin embargo Marcos Jara se pierde en la palabra. Es lo malo que tiene gustarse tanto.

  3. D. Fernando, saque algo sobre el estado de la cuestión ande cá D. Javier, forpavóo…

    ;-)

    (Por cierto, por allí sólo se han dejado caer unos pocos comentarios con cuentagotas sobre las dificultades del diario estrella en el asunto Botinesco).

  4. a ojos vista ¿no es lo mismo, a la inversa, que hicieron en su dia con telefonica? si el estado siguiese conservandola, y no permitiendo monopolio, ¿cuanta pasta generaria en todos estos años? si es un bien para todos, el estado español deberia hacer lo mismo que el venezolano. la coña de chaves está según a que venezolano preguntes, lo mismo que el señor aznar y don pakito franco.