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Una de las historias más curiosas sucedidas en la Antartida es la de Emilio Marcos Palma, el primer bebé nacido en el Continente helado. Su alumbramiento fue en realidad una especie de argucia de la Junta Militar que gobernaba Argentina en 1978 para tratar de «legitimizar» sus reclamaciones territoriales sobre la Antartida. Enviaron a una señora embarazada de siete meses, Silvia Morella de Palma esposa de un militar, a la Base Antartica Esperanza y alli dió a luz a un niño, el 7 de enero de 1978.

La familia Palma junto con otras siete fueron a la Antartida como parte de un  experimento para determinar si la vida familiar era factible en ese entorno. Crearon un conjunto habitacional al que llamaron «Sargento Cabral» y desde 1977 ha estado ocupado por una población de entre ocho y diez familias. Allí se produjo el primer nacimiento de un ser humano en la Antártida: Emilio Marcos Palma. Y luego hasta 2002 hubo, en la Base Esperanza, otros siete nacimientos. El padre de Emilio, Jorge Palma contó cómo fue el nacimiento y la vida en la Antartida para el programa Ecos de la Patagonia.

Los militares argentinos consiguieron que el primer bebé nacido en la Antártida fuera argentino. Pero como en este ámbito sus intereses chocaban con los de los chilenos -que reclaman la soberanía del mismo territorio-, pocos años más tarde estos también se las arreglaron para tener su propio «bebé antártico». En 1984, Juan Pablo Camacho nació en la Estación Frei Montalva conviertiéndose así en el primer chileno oriundo del Polo Sur.

Actualmente se calcula que la población en la Antartida asciende a 4.000 personas en verano y 1.000 que se quedan todo el año. Tanto en la base argentina como chilena hay varias familias con niños menores viviendo que han contado algunos detalles de su vida diaria.

[La noticia sobre el nacimiento de Emilio Marcos, la dió a conocer esta semana el blog de M.Varsavsky]

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8 Replica a este post
  1. Conocí a alguno de esos niños cuando estuve haciendo un documental, en 1990, en la Antártida y el archipiélago del Rey Jorge. Recuerdo a uno, hijo de un militar chileno, que describía a las gallinas como «raros pingüinos», y que lamentaba ponerse enfermo cada vez que pisaba el continente. Aquella batalla se terminó con el Tratado Antártico, pero la guerra aún continúa. Cada isla, península o monte tiene tres o cuatro nombres y, por ejemplo, la península antártica es reclamada por cinco países. La proliferación de bases «científicas» llega a ser ridícula, concentrando cerca de mil o mil quinientos investigadores en pequeñas zonas, visiblemente deterioradas (en google earth, base Presidente Eduardo Frei y alrededores ??base rusa, china, uruguaya, coreana- 62º11??35.79? S ? 58º56??14.41? O).

    Prueba de la confusión es que llegamos a la Antartida desde Argentina, y supuestamente no habíamos abandonado el país, pero regresamos por Chile, y nos detuvieron en el hotel de Punta Arenas por entrada ilegal. Finalmente decidieron que como era territorio reclamado por Chile no habíamos saltado ninguna aduana, pero cuando quisimos volver a Argentina nos dijeron que era imposible que entrásemos porque no habíamos salido de allí? Un jardín vamos.

  2. Francamente, me parece penoso que en estos tiempos y después de milenios de «supuesta evolución», estemos igual que los animales «marcando territorialidad», es triste… vaya… vaya…seguimos siendo unos simios sólo medianamente evolucionados. ¿Para qué hemos deseado tanto poseer territorios, si luego lo único que hacemos es actuar como temibles depredadores?

  3. Hola Martín.
    Pues precisamente la primera pista nos la dió tu blog! El resto de los datos sobre las otras familias los buscó Pilar en el blog «El baul de pablo», en ecosdelapatagonia y en los otros links del texto.