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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Ayer, doce diarios editados en cataluña publicaron un editorial común en defensa del Estatuto catalán que fue recurrido por el PP ante el Constitucional.

Lo publicaron La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, Avui, El Punt, Segre, Diari de Tarragona, La Mañana, Diari de Girona, Regió 7, El Nou 9, Diari de Sabadell Diari de Terrassa.

El editorial fue contestado de forma crítica en Madrid por el PP que lo vió «sospechoso» y también con mucha acidez por la prensa conservadora. El diario El Mundo tituló con enfado: «Es imposible decir más falsedades con peor intención en menos espacio» y el ABC señaló «Doce diarios catalanes presionan al TC con un editorial conjunto», lo que al ABC calificó como un «hecho sin precedentes en la reciente historia de la democracia».

En la red también se debatió si los medios deben o no ejercer esa suerte de presión sobre las instituciones… aunque en realidad siempre lo hayan hecho.

En efecto, como dice el editorial, El Constitucional ha dado una lección lamentable retrasando durante 3 años sus conclusiones. Eso es indiscutible. Como indiscutible es también que el PP está judicializando la política. Pero todo eso es democráticamente legítimo aunque gracias a ello, hoy, la credibilidad del tribunal esté bajo mínimos. Su futuro dependerá en gran medida de la forma en que sea capaz de superar esas gravísimas enfermedades para un órgano que debiera ser independiente.

En mi opinión el Tribunal debería ser renovado de arriba abajo, sus profesionales sustituidos y su independencia garantizada con toda la normativa existente. La competencia de su tarea hoy es muy cuestionada socialmente. Ahora bien, en este momento el Tribunal es el que es y sigue suponiendo el más alto criterio institucional legislativo de nuestro país. Retarle o presionarle es indigno de una sociedad democrática cuyos partidos lo usan a su antojo mostrándose incapaces de convencer de otra manera de sus retos y objetivos internos.

Pero, ¿es un editorial de prensa conjunto una forma de presión? Pues no. Es un ejercicio de libertad de expresión política absolutamente digno y legítimo. Es paradójico, además, que quienes acusan a los periódicos que lo han publicado de estar sometidos al poder sean precisamente quienes más vínculos tienen con este. Suena a chiste.

Eso no quiere decir que esté de acuerdo con la tesis aunque la suscribiría en gran parte. Medidas tan efectistas como la de los doce diarios publicando al unísono deberían reservarse para ocasiones realmente importantes, ¿Es de verdad el Estatuto un acontecimiento de esa naturaleza para la sociedad catalana? ¿no será quizá más relevante para sus políticos? ¿está de verdad en juego «la dignidad de Catalunya»? ¿no son palabras muy gruesas?

Ayer la prensa convirtió en capital algo que hasta entonces era solamente relevante. Un síntoma de que algo pasa, pero también de que esta sociedad piensa poco, demasiado poco, en los problemas que realmente afectan a la humanidad. Nos aburrimos mucho. Y a este paso mucho mas.

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2 Replica a este post
  1. Te doy toda la razón. Soy catalán de padres CASTELLANOS, pero hay que ver lo que pasa en Catalunya. Todas las infrestructuras que dependen de Madrid son ABOMINABLES. Están matando la gallina de los huevos de oro. Aquí (estadísticas de Caritas) hay más pobres que en cualquier otra región de España. Se nos critica la lengua y la realidad es que el CASTELLANO supera al Catalán en cualquier parte. ¿Qué quieren? ¿Exterminar una cultura de las más antiguas de Europa? ¿Uniformidad en lugar de unidad?. La Historia enseña que no se puede agobiar de esta forma a los pueblos con identidad propia. Al final esta actitud genera más independestismo.

  2. Te felicito por tu capacidad de síntesis y el gran acierto en tus palabras.
    Sólo un apunte pequeñito: no es el Estatuto el protagonista de este editorial; lo es, realmente, la dignidad. Llevamos 3 años esperando una decisión de un organismo con mucha autoridad como institución, pero poca verosimilitud en cuanto a sus integrantes, que ni siquiera están todos vivos. ¿Suena o no suena a choteo?