El informe sobre el estado del clima en España en 2021 evidencia que el año pasado fue uno de los siete más cálidos a escala global y se batieron 13 récords de temperatura diarios. También evidencia una tendencia clara: siete de los diez años más cálidos en nuestro país se han registrado en la última década y las emisiones de los gases de efecto invernadero han alcanzado cifras récord. Y 2021 estuvo además marcado, según recoge la Agencia Sinc, por fenómenos extremos como Filomena y la posterior ola de frío o de de calor, de mediados de agosto, que fue la más intensa desde 1975.

El estudio fue presentado por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, que remarcó su importancia  como instrumento para evaluar nuestras medidas de mitigación y, a la vez, como llamada de atención sobre el ritmo creciente al que se producen los episodios meteorológicos extremos ligados al cambio climático. “Esa aceleración, sumada a los impactos crecientes, nos obliga a ser muy ágiles para prevenir la aparición de nuevos riesgos, reducir los existentes y aumentar nuestra resiliencia”, ha señalado.

El informe sobre el estado del clima en España en 2021 es la tercera edición de un trabajo que muestra, de forma pormenorizada, los aspectos más significativos del tiempo y el clima en nuestro país durante 2021 y sus tendencias a largo plazo. El informe indica que el pasado año fue uno de los siete más cálidos a escala global. En Europa fue más frío que años anteriores; aun así, registró temperaturas superiores al promedio normal.

En España, 2021 fue el undécimo más cálido desde 1961. Así, el documento constata una acumulación de años cálidos en la época más reciente: siete de los diez años con temperatura media más alta se han registrado en el último decenio.

Aumento de temperaturas y gases de efecto invernadero

El aumento de las temperaturas medias está ligado a un incremento de los récords diarios de temperatura en España. Así, en 2021 hubo 13 récords de días cálidos y ninguno de días fríos.

La temperatura superficial de las aguas marítimas circundantes a España también está experimentando un ascenso: desde 2003 todos los años han registrado una temperatura media superior al promedio normal. En 2021 la diferencia fue de 0,3ºC por encima de lo habitual, aunque en zonas del Mediterráneo y del golfo de Cádiz se alcanzaron anomalías de 0,7ºC.

Los gases de efecto invernadero alcanzaron valores de récord en 2021 en el Observatorio Atmosférico de Izaña, en Tenerife, gestionado por AEMET y perteneciente a la red de Vigilancia Atmosférica Global de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El CO2 alcanzó una concentración de 416,5 ppm (partes por millón), lo que supone un aumento de 2,5 ppm con respecto al año precedente. Se pone de relieve, además, que el aumento de la concentración de CO2 es manifiestamente proporcional a las emisiones acumuladas de origen antropogénico.

Un año seco, pero sin llegar del todo a la sequía

En 2021 llovió en el conjunto de España 569,2 l/m², lo que supone un 11 % menos de lo normal considerando el periodo de referencia de 1981-2010; fue un año seco, el decimocuarto más seco desde el comienzo de la serie en 1961, y el séptimo del siglo XXI.

Aunque en 2021 no se detectaron condiciones de sequía meteorológica a largo plazo en el conjunto de España, los meses de octubre y noviembre iniciaron un período de escasez de precipitaciones que finalmente desembocó en sequía meteorológica a finales del invierno 2021-2022. Un análisis detallado por grandes cuencas indica que todas ellas se encontraban en situación de déficit de precipitaciones al término de diciembre de 2021 excepto en las del Tajo, Júcar y Segura, mientras que las del Sur y del Pirineo oriental entraban en situación de sequía meteorológica a 12 meses.

Las horas de sol fueron en 2021 superiores al promedio normal en el oeste peninsular y Canarias; por el contrario, en la fachada mediterránea hubo menos insolación que de costumbre. Este patrón fue especialmente acusado durante la primavera, estación que resultó más lluviosa de lo habitual en la fachada mediterránea, mientras que en las vertientes atlántica y cantábrica fue muy seca.

Una nevada y una ola de calor históricas

En cuanto a los fenómenos adversos más significativos del año, destacan dos por su importante impacto social; el primero fue la borrasca Filomena que llegó precedida y se vio seguida por sendas olas de frío.

Las nevadas asociadas a dicha borrasca afectaron a buena parte del interior central y oriental peninsular y acumularon, entre el 8 y 10 de enero, espesores de nieve de 30 a 50 cm, resultando especialmente afectada el área metropolitana de Madrid. Las temperaturas mínimas más destacadas alcanzadas fueron los –26.5°C en Torremocha del Jiloca (Teruel) o los –25.2°C en Molina de Aragón (Guadalajara).

La ola de frío posterior a la nevada duró 8 días (del 11 al 18 de enero), convirtiéndose en la segunda más larga del siglo XXI. Pese a lo destacado de las cifras y a la relevancia del evento, no se han podido constatar récords de días fríos; este hecho contrasta con lo sucedido en años previos en los que sí se batieron marcas con eventos de menor relevancia histórica.

En el otro extremo del espectro térmico, la ola de calor de mediados de agosto (del 11 al 16 en el entorno de la Península y Baleares y del 15 al 19 en Canarias) tuvo un carácter extraordinario: fue la más intensa desde al menos 1975 y la tercera que mayor extensión geográfica abarcó, con 36 provincias afectadas. En su transcurso se llegó a 47°C en Alcantarilla (Murcia) y hasta 47.4°C en Montoro (Córdoba), la temperatura más alta medida en España.

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