ACNUR estima que los desastres naturales relacionados con el clima han provocado de media que 67.000 personas diarias tuvieran que abandonar sus hogares en la última década. Ya fueran inundaciones, sequías, olas de calor u otros fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático, el número de refugiados por este problema no ha dejado de crecer. Y se alerta además que en muchos casos se alían el clima y la guerra para agudizar la situación.


En los últimos diez años, los desastres relacionados con el clima han causado unos 250 millones de desplazamientos internos, lo que equivale a unos 70.000 desplazamientos diarios, según el último informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

«Ya se trate de las inundaciones que azotan Sudán del Sur y Brasil, las olas de calor sin precedentes en Kenia y Pakistán o la escasez de agua en Chad y Etiopía, las condiciones meteorológicas extremas están llevando al límite a comunidades que ya de por sí son frágiles», afirmó la agencia de la ONU.

Por otro lado, a mediados de 2025, 117 millones de personas se habían visto desplazadas a causa de la guerra, la violencia y la persecución, aunque los retornos a Siria y Afganistán este año han contribuido a reducir el número de desplazados a nivel mundial en comparación con 2024.

La guerra y el clima se alían

El 75% de esos 117 millones de personas viven en países que se enfrentan a una exposición alta o extrema a los riesgos relacionados con el clima. «Las condiciones meteorológicas extremas están poniendo en mayor peligro la seguridad de las personas; están interrumpiendo el acceso a los servicios esenciales, destruyendo hogares y medios de vida y obligando a las familias —muchas de las cuales ya han huido de la violencia— a huir una vez más», afirmó Filippo Grandi, responsable de ACNUR.

«Se trata de personas que ya han sufrido pérdidas inmensas y que ahora se enfrentan de nuevo a las mismas dificultades y devastación. Se encuentran entre los más afectados por las graves sequías, las inundaciones mortales y las olas de calor sin precedentes, pero son los que menos recursos tienen para recuperarse».

Sistema de protección al límite

En todo el mundo, los sistemas básicos de supervivencia para los refugiados ya están bajo presión, advirtió el ACNUR. Por ejemplo, en algunas zonas de Chad afectadas por las inundaciones, los refugiados recién llegados que huyen de la guerra en el vecino Sudán reciben menos de 10 litros de agua al día, lo que está muy por debajo de los estándares de emergencia.

Las pruebas también indican que, para 2050, los campos de refugiados más calurosos podrían enfrentarse a casi 200 días de estrés térmico extremo al año, con graves riesgos para la salud y la supervivencia. «Es probable que muchos de estos lugares se vuelvan inhabitables debido a la combinación mortal de calor extremo y alta humedad», sostiene la agencia de la ONU para los refugiados.

Amenaza de degradación del suelo en África

Señaló que 1,2 millones de refugiados regresaron a sus hogares a principios de 2025, pero la mitad de ellos llegaron a zonas «vulnerables al clima». Por otra parte, el 75 % del suelo del continente africano se está deteriorando y que más de uno de cada dos asentamientos de refugiados se encuentra en zonas de «alto estrés».

«Esto está reduciendo el acceso a los alimentos, el agua y los ingresos», insistió la agencia de la ONU, lo que impulsa el reclutamiento de grupos armados en algunas partes del Sahel, alimentando los conflictos y los desplazamientos repetidos. A pesar del aumento de las necesidades, la falta de financiación y «un sistema de financiación climática profundamente injusto» han dejado a millones de personas desprotegidas.

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