Fragmentos de ADN podrían sobrevivir en rocas de Marte durante más de 100 millones de años
Una investigación liderada por el Centro de Astrobiología español revela que el material genético puede conservar información biológica incluso bajo la intensa radiación marciana. Basado en experimentos con rocas terrestres análogas, el estudio, del que se hace eco Sinc, sugiere que estas moléculas podrían actuar como biomarcadores en la búsqueda de vida pasada en el planeta rojo.
Un estudio @C_Astrobiologia muestra que fragmentos de ADN podrían conservarse en rocas de Marte durante más de 100 millones de años si la vida hubiera surgido allíhttps://t.co/jHsFIoSCYQ
— SINC (@agencia_sinc) November 14, 2025
El Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA), ha liderado un estudio que muestra que fragmentos de ADN podrían conservarse en rocas de Marte durante más de 100 millones de años si la vida hubiera surgido allí. El trabajo, publicado en Communications Earth & Environment, plantea que estas moléculas esenciales habrían podido actuar como biomarcadores de vida pasada.
La investigación se inspira en un descubrimiento clave del rover Curiosity en el cráter Gale, donde detectó carbono orgánico y moléculas simples en rocas sedimentarias de 3 500 millones de años.
Cuán resistente es el ADN
Estas rocas permanecieron enterradas casi toda su historia y solo se expusieron a la radiación cósmica en los últimos 78 millones de años. Este dato llevó al equipo a plantear una pregunta central: ¿podría el ADN resistir esas condiciones extremas y conservar información biológica?
Para responderla, los investigadores trabajaron con rocas sedimentarias terrestres análogas a las marcianas, con contenidos de carbono similares a los detectados por Curiosity. Las muestras, procedentes de distintos entornos geológicos, contienen microbiomas adaptados a utilizar el carbono orgánico de la roca y a realizar reacciones basadas en la química de los minerales.
Con apenas medio gramo de cada roca, el equipo logró extraer y secuenciar cientos de miles de nucleobases mediante tecnología de secuenciación por nanoporo en una sala ultra-limpia, con el fin de evitar contaminación. Además, las rocas se sometieron a dosis extremas de radiación gamma equivalentes a más de 100 millones de años de exposición en la superficie marciana.
Los resultados fueron claros: mientras moléculas orgánicas pequeñas, como aminoácidos o lípidos, se degradan rápidamente bajo radiación, el ADN puede conservar fragmentos reconocibles a pesar de los daños irreversibles. Entre el 1,5 % y el 8 % del material genético resultó secuenciable, lo que permitió realizar asignaciones filogenéticas.
Cada tipo de roca albergaba, además, un microbioma característico: desde microorganismos adaptados a la aridez extrema hasta comunidades que utilizan el hierro.

Radiocable.com y su programa La Cafetera se financian con las aportaciones de lectores y oyentes. Necesitamos tu ayuda para sobrevivir. Si te gusta el periodismo que defiende el programa y sientes que te acompaña, hazte suscriptor-mecenas aquí.






