Las olas de calor, con consecuencias fatales para la salud y la vida en las regiones que la sufren, son cada vez más frecuentes. EEUU y Canadá acaban de sufrir un «domo de calor» con temperaturas de casi 50 ºC por la crisis climática y España acaba de vivir un fenómeno similar. Los científicos están alertando de que el aumento de las temperaturas puede llegar antes y con más fuerza de lo pronosticado y los fenómenos extremos climáticos pueden ser hasta 150 veces más probables. Por eso piden intensificar los preparativos para afrontar estas situaciones y tener en cuenta que la pobreza hace más vulnerable a la población.

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Cada año el planeta bate récords de temperatura mes a mes, las regiones polares alcanzan las más altas temperaturas registradas y los fenómenos climáticos extremos se intensifican. El «domo o cúpula de calor» sobre Columbia Británica canadiense y los estados de Washington y Oregón en EEUU batió los registros de temperaturas en más de 5 grados en algunos sitios. Esto provocó al menos 500 muertes de personas y un daño aún mayor en la vida salvaje -millones de mejillones y almejas aparecieron muertos y se calcula que mil millones de animales marinos pudieron verse afectados-.

Un primer análisis de este fenómeno concluye que el cambio climático provocado por los humanos hace que los fenómenos climáticos extremos sean por lo menos 150 veces más probables. Y además alertan de que las últimas alzas han excedido hasta los peores escenarios en los modelos climáticos, por lo que temen que este indique que las olas de calor no se comporten como hasta ahora y puedan llegar antes y con más fuerza de lo pronosticado. Por ello piden al mundo que aceleren los preparativos para afrontar el calor extermo.

España ha vivido por su parte, su propia primera ola de calor del verano que ha servido para poner el foco en los fenómenos climáticos extremos. Manola Brunet, que dirige el Centro en Cambio Climático (C3) en la Universidad Rovira i Virgili, y que es experta en reconstrucción y el análisis del clima, ha señalado en una entrevista en la Agencia Sinc que tendremos que ir adaptándonos a olas de calor más extremas y a olas de frío menos severas por la crisis climática.

«Los extremos en algunos casos serán más frecuentes, pero sobre todo el cambio climático los intensifica, haciendo que sean más severos, más frecuentes y persistentes que los que se hubieran producido de forma natural» ha asegurado. Pero además Brunet ha destacado otro aspecto: la relevancia que tiene la pobreza en la adaptación a estos fenómenos extremos: «Desafortunadamente la pobreza o la escasez de recursos socioeconómicos hacen que la población sea más vulnerable ante la ocurrencia de acontecimientos extremos, al tener menos posibilidades de reducir su impacto.»

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