Amaya Moro, la española que denunció en Nature «la hipocresía» del Gobierno con los científicos exiliados

«Los políticos viven en un mundo paralelo” dice en La Cafetera, la científica española cuyo artículo en ‘Nature’ ha abierto un debate sobre «la hipocresía» del Gobierno hacia sus científicos fuera y dentro de España, Amaya Moro, fue entrevistada en La Cafetera de radiocable.com. Lo primero que tiene que hacer el Gobierno, dijo, es «aportar recursos humanos y financieros» a la comunidad científica y «empezar a escucharla». Denunció que llevan «desde 2009 con un recorte brutal del 35%»  y han «perdido mucho personal». «La edad media de los empleados en plantilla del CSIC es de unos 55 años», resaltó.

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También animó a «modernizar el sistema burocrático» porque «ahora es decimonónico y antagónico a la labor investigadora». Y sugirió «crear un Consejo Científico de peso» como en Alemania donde «el 70% es elegido por la comunidad científica y es un órgano asesor e independiente». «Hay que democratizar las instituciones», señaló (entrevista a partir del minuto 17:15; duración 12:15).

«Quienes se encargan de la política científica en España viven en un mundo paralelo», criticó (entrevista a partir del minuto 17:15; duración 12:15). Amaya Moro es una científica española que, después de 10 años en Estados Unidos, volvió a España, donde estuvo 5 años, y cuando se le acabó el contrato volvió a EE.UU. Ahora trabaja en  el Space Telescope Science Institute.

Amaya Moro se decidió a salir en Nature porque, dijo: «La postura del Gobierno no es de recibo, había que denunciarlo y me alegro de que se haya difundido». Todo empezó cuando leyó «un artículo en la revista Science Diplomacy» donde se dio «cuenta de la hipocresía que se estaba montando». En él, explicó: «Se decía que jugábamos un papel muy importante como diplomáticos, entre comillas, porque nuestras nóminas no son como las de diplomáticos». Parecía, dijo, que «la fuga de cerebros es como una estrategia intencionada para potenciar la imagen de España fuera» y «no hablaban de la fuga de cerebros sino de la circulación de cerebros». En dicho artículo, dijo, «se planteaba que se estaba prestando mucha atención a los investigadores fuera cuando la comunidad científica lleva años siendo ignorada», denunció.

«No estoy en contra de esa red de investigadores en el extranjero, estoy en contra de que no se reconozca el contexto en el que esto está ocurriendo porque si no lo reconoces no podrás dar soluciones», afirmó.