Operación brillante, audaz carambola a tres bandas, error de cálculo, fracaso estrepitoso… Las últimas decisiones tomadas por el gobierno de España en política exterior en el Norte de África han recibido todos estos calificativos en las últimas semanas. Y la última reacción de Argelia, rompiendo el tratado de amistad y cooperación y congelando el comercio bilateral ha añadido aún más madera a lo que parece un incendio en toda regla. El giro de España al apoyar el plan de autonomía marroquí para el Sahara ha coincidido además con la guerra en Ucrania, el contexto de máxima preocupación por la seguridad energética en Europa y una reorganización de los equilibrios y bloques geopolíticos.

En esta partida, España tiene que jugar sus cartas asumiendo que tiene como vecinos en el sur tanto a Marruecos como a Argelia, tiene vínculos económicos, sociales y de seguridad con ambos -en unos campos mayores con Rabat y en otros, como el gas, de dependencia de Argel- pero tiene que mantener un equilibrio para llevarse bien con ambos. Las últimas decisiones del gobierno parecen indicar que, bien por obligación, bien por convicción, ha roto la neutralidad y se ha acercado más al bando marroquí. Y así lo está interpretando Argelia.

El tiempo demostrará si esta estrategia ha sido acertada o no. Pero hay también algunas claves interesantes para entender cómo se está moviendo el tablero geopolítico y de intereses estratégicos o lo que está en juego para todas las partes. Y más allá de los protagonistas del triangulo hispano marroquí argelino, incluyen también a otros actores como Nigeria, Mauritania o Qatar. Curiosamente tres países cuyos líderes han visitado España en los últimos tres meses. Se vislumbran acuerdos a medio largo plazo, aunque el problema de garantizar el suministro en el presente sigue siendo clave.

Ministro Albares y Pedro Sanchez

1. Se ha reactivado el macroproyecto de gasoducto Nigeria-Marruecos-España. Se trata de una gigantesca infraestructura planteada en 2016 y congelada hasta que a finales de abril, Rabat anunció que recuperaba el proyecto y encargaba la ingeniería preliminar. El gasoducto uniría Nigeria con Marruecos, cruzando por la costa 13 países de África Occidental y luego conectaría con España, previsiblemente vía Cádiz. Más de 7.000km de tubos que permitirían llevar a Europa el gas de Nigeria, el 9º mayor productor gasístico del mundo. Esta infraestructura se convertiría en alternativa al Magreb-Europa, el gasoducto por el que Argelia enviaba la mayor parte de su gas a España y hasta que decidió cerrar unilateralmente en noviembre de 2021 por su enfrentamiento con Rabat.

Este macroproyecto, cuyo coste se estima entre 23.000 y 47.000 millones de euros, serviría para promover el desarrollo económico y social de todos los países atravesados y cambiaría la faz del África Atlántica, según defiende el ministro de exteriores marroquí Nasser Bourita. Supondría asimismo una alternativa de suministro de gas para Europa y dejaría en posición más débil a Argelia. Por ello Marruecos es su principal impulsor. ¿Y España? Pues el pasado 1 de junio, Pedro Sánchez recibió al presidente de la República Federal de Nigeria, Muhammadu Buhari, en la primera visita a España de un jefe de Estado nigeriano en los últimos 17 años.

El impacto de esta infraestructura sería, en cualquier caso, a medio o largo plazo, ya que hasta 2023 no está previsto que se tome la decisión de inversión al respecto. Y su construcción llevaría varios años más. En respuesta a este proyecto, Argelia intenta impulsar otro gasoducto transafricano de 4.000 km que le conectaría con Nigeria a través de Níger. Aunque se trata de una infraestructura cuya viabilidad está en cuestión, tanto por el coste económico como por la preocupación por la seguridad, al atravesar la región del Sahel, donde hay gran actividad de grupos yihadistas.

2. España ultima un contrato con Mauritania que ha descubierto grandes reservas de gas y petróleo. Tradicionalmente uno de los países más pobres de África, en 2021 se descubrieron en Mauritania varias bolsas de petróleo subterránea con una capacidad de almacenaje de hasta 20 millones de barriles de petróleo y una enorme bolsa de gas de hasta 15 trillones de pies cúbicos que podría producir hasta 10 millones de toneladas de gas natural licuado al año. En la actualidad, España estaría en negociaciones con el gobierno mauritano para firmar un acuerdo que permitiera la exportación de gas y petróleo, probablemente a través de Canarias que se encuentra a 900km, convirtiéndose también en otra vía alternativa de suministro. De hecho en marzo pasado, estuvo de visita en España, Mohamed Ould Ghazouani, presidente de Mauritania.

3. El conflicto entre Marruecos y Argelia tiene raíces históricas pero también se debe a que ambos aspiran a ser la potencia dominadora del norte de África. La rivalidad entre Rabat y Argel existe desde que ambos países se independizaron a mediados del siglo XX. De hecho la forma en que ambos lo lograron ya es percibida como uno de los motivos de fricción. Argelia sufrió una dura y cruenta guerra con Francia para lograr su independencia, mientras Marruecos lo hizo de forma mucho menos traumática. El modelo de estado también les diferencia: Marruecos es una monarquía y Argelia, una república. Y sus alianzas internacionales también les ponen en bandos opuestos: Rabat es un aliado convencido de EEUU mientras Argel se ha asociado siempre con Rusia.

Pero en la actualidad y en la reactivación de la crisis entre ambos subyacen dos asuntos: el Sahara Occidental y el intento de convertirse en potencia dominadora en la región. Argelia critica desde 1975 lo que considera una ocupación marroquí en los territorios saharauí y mantiene una posición firme de rechazo incluso después de que EEUU e Israel apoyarán públicamente y de manera explícita a finales de 202 la posición de Rabat, con la que se han alineado recientemente Alemania y España. Marruecos, por su parte, considera el Sahara Occidental parte de su territorio. Pero además de cara al siglo XXI, ambos aspiran a extender su influencia y ser la potencia de referencia en la zona.

4. Qatar y su gas natural licuado se han convertido en nuevos aliados estratégicos de España. En la búsqueda de alternativas al gas ruso -y quizá también argelino-, a mediados de mayo, el gobierno aprovechó la visita del emir de Qatar para formalizar  una nueva era de asociación estratégica. La «pompa» con que fue recibido y los acuerdos de GNL y de inversión millonaria que se firmaron con Tamim ben Hamad Al-Thani fueron de hecho destacados incluso por la prensa internacional. Qatar tiene las terceras mayores reservas de gas del planeta y en 2019, fue detrás de Argelia, el segundo proveedor de España representando el 11% del total de importaciones gasísticas. El emirato tiene la capacidad y la intención de aumentar su producción de gas en dos tercios para cumplir sus compromisos con países de Oriente y apoyar a Europa, aunque se fija para ello un horizonte hasta 2025 o 2026.

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