La Misiones Pedagógicas de la II República fueron un intento de romper, a través de la educación, la grieta que existía, a principios del siglo XX, entre la España urbana y rural. Ahora , en 2025, la novela gráfica, ‘El otro mundo’, de Enrique Bonet y Joaquín López Cruces, se adentra en una historia ocurrida en La Alpujarra que mezcla la ficción con la historia de estos maestros voluntarios que llevaban la enseñanza a lugares remotos de forma desinteresada. ElDiario.es entrevista a los autores que reivindican este proyecto que auna cultura y memoria histórica.


La España de principios del siglo XX se dividía claramente entre dos mundos: el urbano y el rural. Y a este segundo apenas llegaban la cultura o la enseñanza. Aquello cambió durante un periodo breve, pero intenso, gracias a las llamadas Misiones Pedagógicas de la II República, con las que docentes, de forma desinteresada, llevaban la educación a entornos rurales remotos.

Esta realidad también ocurrió en Andalucía y está recogida entre la ficción y la precisión histórica en la novela gráfica ‘El otro mundo’, de Enrique Bonet y Joaquín López Cruces. La historia, que tiene mucho de real —como buena parte de los personajes que aparecen en ella—, se desarrolla en Neveros, una remota aldea de La Alpujarra de Granada, a la que llegan un grupo de profesores enviados por la II República. Allí, en una suerte de erasmus pueblerino, se suceden hechos que reflejan la España de 1933. Entre la magia de los descubrimientos culturales y el realismo más crudo de una aldea aislada, la novela gráfica permite conocer un capítulo de nuestra historia que permanece desconocido para la mayoría.

Las Misiones Pedagógicas fueron uno de los proyectos culturales más ambiciosos de la II República, concebidas por un gobierno consciente de la enorme brecha entre ciudad y campo. No se trataba solo de alfabetización, sino que el objetivo era acercar música, teatro, cine, literatura, ciencia y ciudadanía a quienes nunca habían tenido acceso a ellos. Tal y como explica Joaquín López Cruces, “lo que nos llamó la atención es ese mundo que pudo ser tan bonito, pero que lo quebraron… Quizá ese es uno de los sentidos del título, ”El otro mundo“”. En pocas semanas, esas misiones recorrían caminos imposibles para llevar conocimiento, pero también para sembrar un ideal de igualdad cultural y social que la dictadura franquista se encargaría de borrar años más tarde.

El cómic nace a partir del hallazgo de una filmación de José Val del Omar sobre las misiones en la Alpujarra. Enrique Bonet, guionista de la obra, se topó con esas imágenes de “señoritos enchaquetados en burro, por caminos llenos de barro” y decidió que allí había una historia que contar. Joaquín López Cruces se incorporó como dibujante, aportando ideas y colaborando en la construcción narrativa de un relato que mezcla personajes históricos reales —como Val del Omar y el poeta Antonio Sánchez Barbudo— con figuras ficticias para dar voz a quienes no pudieron participar en estas misiones. “Fue un proyecto muy generoso, muy humilde pues iban a llevar lo que sabían que no había allí”, recuerda Joaquín sobre la importancia ética y pedagógica de estas intervenciones.

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Más allá de los elementos narrativos, ‘El otro

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