Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Era, como hoy, un 29 de octubre. 29 de octubre de 1929. Era martes, el día del gran colapso en la Bolsa de Nueva York, el crack, el comienzo de la gran depresión, la mayor crisis de la historia del capitalismo.

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 La había precedido una época dorada, de gran crecimiento, grandes fortunas y prosperidad de cristal. Se pagó con grandes dramas sociales y se resolvió modificando la economía desde la política. No es la de ahora una situación como aquella y esperamos que no llegue a serlo. Pero, como entonces, no saldremos de la actual crisis mientras no partamos de una idea, una idea política de la que se deriven planes de futuro. Hasta el momento, presos de enorme nerviosismo, nos estamos sacudiendo las avispas a manotazos. Los responsables políticos y económicos del mundo están desplegando una actividad frenética. La Reserva Federal Americana acaba de bajar los tipos de interés, el Banco Central Europeo se dispone a hacer lo propio el próximo jueves, el Consejo Europeo anuncia un plan de reformas que presentará el 26 de noviembre. Los gobiernos no paran, han demostrado estar dispuestos a lo que sea, incluso a subvertir sus doctrinas más sagradas. Pero todo, desde las monumentales operaciones rescate hasta ahora, suena a improvisación y, lo que es peor, a experimento. Nadie confía en lo que se ha hecho porque todos saben que están disparando a boleo. No nos faltan herramientas, nos falta un nuevo paradigma, un nuevo modelo. Se precisan objetivos de largo alcance y de profundidad social. Hoy el economista Jean-Paul Fitoussi ponía un ejemplo. Bajo un nuevo liderazgo, despedir las frivolidades financieras y poner a todos los estados en acción, respaldando con su dinero inversiones en conocimiento, desarrollo, investigación, energía, infraestructuras, de lo gaseoso a lo sólido, de las pompas de jabón a las personas.»

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