Según el informe publicado por Amnistía Internacional sobre la pena de muerte en 2019, el número de ejecuciones en todo el mundo se redujo un 5% y alcanzó su nivel mínimo en 10 años. No así en el caso concreto de Arabia Saudí, que ejecutó a “un número sin precedentes” de personas en 2019. Las autoridades saudíes ejecutaron a 184 personas el año pasado, el mayor número de ejecuciones registradas por Amnistía Internacional en un solo país en un año.

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Sin embargo, Arabia Saudí no es el único caso, porque Irak, Sudán del Sur y Yemen también aumentaron las ejecuciones, en contra de la tendencia mundial.

La organización recuerda que cuando comenzaron su campaña global contra la pena de muerte en 1977, la pena capital estaba abolida solo en 16 países. Y, al terminar 2019, 106 países habían derogado la pena de muerte para todos los delitos y 142 países la habían abolido en la ley o en la práctica.

Los cinco países con más ejecuciones en 2019 fueron: China (miles), Irán (al menos 251), Arabia Saudí (184); Irák (al menos 100) y Egipto (al menos 32).

En Irak se duplicaron las ejecuciones, e Irán sigue siendo el segundo país con más ejecuciones, después de China, donde el número exacto sigue siendo un secreto de Estado.

Estos países van contra la tendencia mundial, que ha experimentado un descenso en las ejecuciones por cuarto año consecutivo con, al menos, 657 en 2019 frente a las, al menos, 690 en 2018, la cifra más baja registrada durante los últimos 10 años.

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