A veces mi corazón padece de insomnio. Y esta noche, limpio el cielo, ha sido una de esas veladas de ojos abiertos en desencuentro de pestañas.
A las cuatro de la mañana, y como una de las  ideas  para  rellenar la vigilia, me he preparado un sofisticado desayuno al más puro estilo  �??Petit Hotel à Biarritz�?�:
Crujientes de pavo en lecho de�?� tosta  ojo de dios�?�; Naranja ofrecida en soles.  Como colofón, Cortado diminuto de café a lo �?? País de las Maravillas�?�
 
Al no poderlo compartir con Gata, que me miraba con ojos fascinados pero que como �??ser espiritual�?� no se alimenta, la he compensado con una reflexión filosófica de mi cosecha:
�??No me gusta que me roben los sueños, pero no guardo rencores. Y esto no es debido a mi hipotética bondad, sino que esta memoria selectiva mía que me protege tanto,  guarda para mí un arma infalible contra los ladrones: los destierra al olvido.  Dejándolos aparecer como visiones errantes, solo de vez en cuando para darme los buenos días».

Por eso, soy feliz.

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