Estaba siendo uno de los movimientos ambientalistas más activos de los últimos meses en Francia, pero Les Soulevement de la Terre (los levantamientos de la tierra, en español) fue declarado, el pasado 21 de junio, ilegal por el gobierno de Emmanuel Macron. Acusan al grupo ecologista de «incitar a la comisión de sabotajes y destrozos materiales, incluso con la violencia» y los señalan como «ecoterroristas». La decisión ha generado manifestaciones de apoyo y un aluvión de críticas de políticos, ambientalistas y otras ONGs, incluso españolas.

Les Soulevement de la Terre es un colectivo nacido en marzo de 2021 que agrupa a más de un centenar de organizaciones y grupos ecologistas, actores rurales y movimientos sociales y ha protagonizado algunas de las últimas grandes manifestaciones contra infraestructuras francesas, cómo los megaembalses artificiales, la futura línea ferroviaria entre Lyon y Turín y la variante de Rouen. Aunque según el gobierno francés no se limitan a protestar, sino que incitan a la violencia, al sabotaje y a los destrozos materiales, además de haber protagonizado enfrentamientos con la policía.

Este es el argumento de las autoridades francesas que sostiene «bajo la cobertura de defender la preservación del medio ambiente», este movimiento practica en realidad «eco-terrorismo». Es un término que utiliza el ministro del Interior Gerard Darmanin en su contra, pero que no existe en el Código Penal galo y que ha generado además controversia porque no ha habido ningún atentado. Pero eso no ha impedido que el gobierno de Macron, que ya había prometido acabar con Le Soulevement de la Terre, haya finalmente ordenado este 21 de junio su ilegalización y disolución.

El movimiento ecologista rebate además los argumentos del gobierno y asegura que la violencia que hubo durante las manifestaciones en Sainte-Soline a principios de año contra los embalses artificiales –que acabaron con una batalla campal entre la policía y los ecologistas en la que 47 agentes y 200 manifestantes resultaron heridos.– fue provocada por las fuerzas de la orden, que intentaron reprimir la protesta con granadas de gases lacrimógenos y ensordecedoras.

La decisión de ilegalizar al colectivo ambientalista ha provocado un gran revuelo y se han manifestado en contra tanto políticos de la oposición como Jean Luc Melenchon como ONGs ecologistas pasando por activistas como Greta Thunberg que se unió a una de las concentraciones en apoyo de Les Soulevement de la Terre en París y denuncia que el activismo está siendo sistemáticamente objeto de medidas represivas y está pagando el precio por defender la vida y el derecho a protestar”.

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