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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Otra gran bajada de tipos de interés; otra medida contra una crisis que se está mostrando resistente a todo tipo de tratamientos. Ya se le ha inyectado cuanto se puede inyectar, y trasfundido, y trasplantado. Pero el paciente no reacciona. Su mal, a lo que parece, es de enorme gravedad. De hecho, todas las actuaciones empiezan a tener el aspecto de medidas paliativas. Se aplican sin esperanzas de reanimación, sólo para sostener al moribundo.

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El dos por ciento de bajada en los tipos de interés, decretado por el banco central europeo, se recibe con cansado escepticismo. Igualmente, las malas noticias sobre entidades como el Deutsche Bank o el HSBC, se incluyen en la rutina de un parte médico que cada día añade dos renglones más de desgracias. Lo más chocante de esta crisis es la naturalidad con la que la asumen sus responsables.

Cabía suponer que a un terremoto de este calibre le acompañara un terremoto equivalente en las cúpulas de organismos, instituciones o entidades involucradas. Es decir, si se hundieran los puentes rodarían cabezas de ingenieros. Si se desplomaran las casas, rodarían cabezas de arquitectos y siempre de concejales, por supuesto.

Pero el gran mundo del dinero permanece inmutable. Sus diagnósticos fallidos, sus medidas erróneas, su complicidad culpable en el desastre no les rozan. Bernanke, Trichet, Strauss Khan siguen impertérritos en las atalayas en las que evidenciaron su ceguera.

Y los presidentes y altos directivos de las entidades financieras mantienen sus puestos sin sonrojo y trasladan todo el peso de la carga a la política, esa actividad que desdeñaron y que volverán a desdeñar tan pronto como puedan, pero que es un pararrayos perfecto. El pararrayos es ahora Obama. Suya es ahora la tormenta y si no sabe hacer milagros, en seis meses ya será el gran culpable.»

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

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