En el debate político ha emergido la propuesta de Yolanda Díaz de fijar un tope al precio de una serie de alimentos básicos ante la subida exponencial que están registrando por la inflación y la guerra. Pero diversas organizaciones de consumidores piden poner el foco en como los grandes supermercados ya subieron sus precios casi un 10%, antes del verano, y cómo se inflan éstos para su venta en comparación con lo que se paga a los agricultores y productores. En algunos productos se denuncia que hay incrementos de hasta el 500% entre lo que se paga en origen y lo que le cuesta al consumidor final.

Los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que destaca un artículo de Público que firma Alejandro Tena, revelan que en el último año (informe publicado a finales de abril) los grandes supermercados subieron sus precios un 9%. Carrefour fue la compañía que más elevó sus precios, un 12,1%; seguido de Mercadona, con 11,4%; Eroski, con un 9,5% ; Alcampo, con un 9,2%; y Día, que subió un 8,5%.

Desde la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS) achacan la subida a situación «extraordinaria» de la guerra de Ucrania que ha hecho subir el precio de materias primas importadas como cereales, y también de carburantes y energía. Pero los consumidores denuncia situaciones de especulación de los grupos de supermercados para mantener o incrementar sus beneficios y se pide un mecanismo que tope, al menos, los alimentos de primera necesidad. «Si sube un 1% o un 2% se puede entender, pero cuando ves que la subida supera el 8%, lo que realmente ocurre es que se están aprovechando de una coyuntura de crisis para subir más los precios», opina Rubén Sánchez, de Facua.

Pero además se está denunciando las diferencias existentes entre lo que los supermercados pagan a los productores –los agricultores y ganaderos– y los precios finales de los alimentos que se colocan en los expositores. En este sentido, el último índice de precios en origen y destino de los alimentos de COAG, muestra que algunos alimentos básicos, como la leche, han incrementado un 108% su precio entre la granja y las grandes superficies. Es decir, las cadenas venden los productos a los consumidores a un precio que ha sido multiplicado más de un cien por cien su valor al inicio de la cadena de valor.

Y los incrementos son incluso mucho mayores en otros productos, las lechugas, por ejemplo incrementan un 511%, pasando de los 18 céntimos el kilo en precio de origen a 1,10 euros por kilo, las patatas un 656% (de 0,20 céntimos a 1,51 euros), la zanahoria un 467% (de 0,18 a 1,02) y el calabacín un 470% (de 0,30 a 1,71).

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