La decisión del gobierno de EEUU de confirmar e incluso aumentar los aranceles que se imponen a la venta de aceitunas negras españolas en su territorio es un varapalo para el sector que en conjunto exporta casi el 20% de la producción a suelo norteamericano. Y el impacto ya se está notando. Sólo en el primer trimestre de este año, cuando el arancel se fijó en el 17,13%, la exportaciones cayeron un 42,5% con respecto a 2017. Pero ahora la Comisión de Comercio Internacional estadounidense (ITC) ha anunciado su intención de subirlos hasta un 34,75%, con lo que el daño puede ser aún mayor. Y además peligran puestos de trabajo.

De momento AgroSevilla,la mayor productora y exportadora de aceitunas del mundo cuya sede está en La Roda de Andalucía, ya ha anunciado el despido de 50 trabajadores, y han advertido de que podrían despedir a otros 50 más. Y se están planteando cerrar la sucursal de la empresa en el estado de Virginia (EEUU)  si se mantiene el veto del mercado estadounidense, a donde destinaba el 25% de su producción. Y en otras dos empresas de Morón de la Frontera, Aceitunas Guadalquivir y Ángel Camacho, los trabajadores se están movilizando para intentar influir en el dictamen final de la ITC que se espera para el 24 de julio.

Pero además hay otras compañías que se están viendo afectadas indirectamente por esta situación: las etiquetadoras o los fabricantes de bidones o maquinaria para el procesado de la aceituna. Tecnopol, por ejemplo, una firma que fabrica depósitos para el almacenamiento de aceituna de mesa, así como para el proceso de oxidación de la aceituna verde para que se convierta en negra ha pasado de hacer 1.100 depósitos en 2017 a tan solo 200, en este 2018. La merma en su facturación ha sido del 40% y les ha obligado a reducir plantilla: de 25 a 12 empleados.

Según los datos de la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa (Asemesa) se exportaron a EE UU en todo 2017, 32 millones de kilos de esta oliva por valor de 70 millones de euros. Pero el primer arancel que se impuso en junio y que entró en vigor realmente en enero de este 2018, ya ha reducido las operaciones: de los 6,9 millones de kilos que se exportaron en el primer trimestre del año anterior a los cuatro millones de este, un 42,5% menos.

Los productores tienen puestas sus esperanzas en dos frentes: por un lado que la decisión final de Comisión de Comercio Internacional de EEUU no sea tan dura como se ha anunciado y por otro que la UE endurezca su postura ante este ataque comercial de Donald Trump. El sector de la aceituna negra cree que Bruselas ha sido «tibia» en su respuesta y advierte de que el mismo argumento que se ha usado en este caso -que las ayudas de la PAC son competencia desleal hacia los productores de EEUU- podrían usarse también contra muchos más productos.

La diversificación de mercados también es otra de las salidas que tiene esta industria. La empresa Osuna Mission, que produce 15 millones de kilos al año, por ejemplo solo exporta un 2% a EEUU, y se ha centrado en vender al mercado europeo, ruso y árabe. Un camino que podrían seguir más compañías, junto con potenciar el mercado español, donde la aceituna negra tiene una cuota bastante pequeña.

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