Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Ha sido un día histérico. Una providencia dirigida por el juez Garzón a la fiscalía anticorrupción ha abierto la puerta del manicomio. El juez preguntaba si debía inhibirse ante los Tribunales Superiores de Valencia o Madrid, como estaba previsto, o si era más procedente plantear una única inhibición ante el Supremo.

 Imagen de previsualización de YouTube

Pero, sobre todo, reflejaba que había más aforados, presuntos implicados en la trama de corrupción. Tenían que ser, por tanto, parlamentarios nacionales o europeos. ¿Quiénes podían ser?. La carrera por descubrir su identidad ha convertido el día en un puro despropósito. Saltaban al escaparate mediático nombres y apellidos, con una ligereza sorprendente. Con la misma con la que luego, desmentidos, salían por el foro. Ha sido el día en el que el que se ha visto claro un fenómeno nuevo, y preocupante: el código de Internet está penetrando en los medios de referencia. Estamos como acomplejados por nuestra lentitud ante la rapidez supersónica de la red, estamos entrando en esa carrera frenética, en esa vida al segundo en la que la solvencia se disuelve. Con todos los teléfonos móviles repicando a la vez, un calambre contagioso ha ido recorriendo ondas y paginas. Llevando y trayendo rumores, o errores y advirtiéndonos a todos de la amenaza que se cierne sobre nuestro viejo y querido oficio. El hecho es que, entre las dudas de Garzón y la cacofonía periodística, la sociedad no sabe si está en vísperas de conocer grandes revelaciones o de ver cómo se eleva un globo hinchado. En medio de esta espesa niebla, el Partido Popular se frota las manos y lo celebra con una nueva querella, que lo reafirma como víctima de una gran conspiración. Cuando pasen unas semanas y el agua se remanse, será interesante repasar la historia de este último mes y medio. Al PP, malherido, le han recuperado los cañonazos.»

Print Friendly, PDF & Email