«Cuando acaba una partida de Monopoly, nadie pretende retener la propiedad de un hotel. El juego on line Second Life ha llevado mucho más lejos su imitación lúdica de la economía capitalista. Tan lejos, que han surgido propuestas para gravar el universo virtual de Second Life con un impuesto sobre el patrimonio…» [sigue en La Vanguardia]

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