Un nuevo escándalo medioambiental está dando la vuelta al mundo tras conocerse que una start-up groenlandesa llamada Artic Ice ha empezado a exportar hielo milenario de sus fiordos a las coctelerías más exclusivas de Emiratos Árabes. Los cubitos que se extraen de los glaciares de Groenlandia tienen que viajar 16.000 km en 19 días en contenedores y condiciones especiales para ser consumidos en bebidas y cocteles en pleno desierto. Y tras darla a conocer The Guardian, la historia ha copado medios de todo el globo abriendo un debate ético y medioambiental y remarcando el contraste entre el lujo extravagante y la urgencia de la crisis climática.


«El hielo más puro del mundo». Este es el eslogan de la empresa Artic Ice y con ese mensaje anuncia y vende unos cubitos de hielo milenario de los fiordos de Groenlandia que no contienen ningún contaminante y que se derriten más lentamente que los convencionales. Y entre sus clientes se encuentran coctelerías de lujo de Dubai y los Emiratos Árabes. Los detalles de esta práctica que extrae el hielo recortando glaciares y luego los exporta en condiciones exigentes a destinos tan lejanos ha provocado un gran escándalo medioambiental.

El hielo se extrae cuidadosamente en Nuup Kangerlua, un fiordo cercano a Nuuk. Lleva milenios comprimido, lo que hace que carezca por completo de burbujas y, por ello, se derrite más lentamente. En el proceso para extraerlo se utiliza tecnología avanzada, con un barco especialmente equipado con una grúa que permite llegar a las capas profundas en el mar de los icebergs.

Pero el aspecto de esta iniciativa que más polémica e indignación ha provocado entre los ecologistas es que, para llegar a su destino en Emiratos Árabes donde están dispuestos a pagar por beber un coctel con el Artic Ice, los cubitos de hielo tienen que hacer un viaje-odisea de 16.000 kilómetros en menos de 3 semanas, navegando por el Atlántico, el Mediterráneo, el Mar Rojo y el Canal de Suez. Y esto ha provocado toda clase de críticas a los responsables de la startup y acusaciones de contribuir al calentamiento global y de carecer de sensibilidad ecológica.

Uno de los cofundadores de Artic Ice, Malik V. Rasmussen ha asegurado en The Guardian la primera parte del transporte de sus cubitos de hielo es de baja intensidad de carbono, porque aprovechan contenedores de productos congelados que llegan a Groelandia y regresan a Dinamarca vacíos. Y asegura que en relación a  la segunda parte del viaje hasta Dubai, se han comprometido a ser totalmente neutros, calculando su huella de carbono y compensado todo el exceso, ya sea mediante la captura y almacenamiento de carbono, ya sea mediante tecnologías emergentes que aspiran el CO2 del aire.

En cualquier caso, la iniciativa ha generado un gran revuelo y polémica y un debate sobre si en plena crisis climática es ético y aceptable tomarse un coctel de lujo en una ciudad en pleno desierto con cubitos de hielo de un glaciar milenario traído en barco a lo largo de 16.000 kilómetros.

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