Aprendimos juntas el abecedario,
y no se soltaba nunca de mi mano,
de la escuela a casa íbamos despacio,
mientras ella hablaba con lengua de trapo.
Nada nuevo bajo el sol,
no hay ninguna novedad,
que los hijos, hijos son,
igual llegan que se van.
No es que en esta casa le faltara nada,
antes que naciera ya soñé su cara,
trajo la alegría que da el agua clara,
la que el sol regala todas las mañanas.
Le gustaba tanto cuando la besaba,
y ahora cada uno ella me regala,
como si del alma se los arrancara,
aunque para otro se los reservara.
Nada nuevo bajo el sol,
no hay ninguna novedad,
que los hijos, hijos son,
igual llegan que se van.
Con las inyecciones se desencajaba,
y pedía a gritos que la anestesiaran,
igual que su madre una exagerada,
ríen más que nadie y lloran por nada.
Nada nuevo bajo el sol,
no hay ninguna novedad,
que los hijos, hijos son,
igual llegan que se van. (Victor Manuel)

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