El Congreso de los Diputados ha aprobado finalmente el proyecto de ley de la reforma laboral con los votos del PSOE y la abstención de PNV y CiU. Los cambios en la redacción del texto han provocado muchas reacciones en la blogosfera. Se habla de la consagración del abaratamiento del despido y se critica que la empresa pueda hacerlo en base a su propia previsión de perdidas. Algo que se considera equivalente a un «despido preventivo».

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Hugo Martínez Abarca desde Quien mucho abarca se fija en uno de los peligros de la norma: «cuando hay que dar confianza a los mercados se sacrifican en su altar unos cuantos derechos laborales. Es algo que se sabía pero que no estaba recogido por ley. Ayer el PSOE pactó con el PNV que cuando una empresa tenga poca confianza (prevea pérdidas) pueda despedir trabajadores por causas objetivas. Si las previsiones que realiza una empresa sobre sí misma, su confianza, son objetivas, ¿qué será subjetividad?»

Nacho Escolar resume en su blog la valoración que hace de la reforma en que «llega el despido preventivo: la empresa podrá despedir barato si ??prevé? perdidas?.

Isaac Rosa asegura en su blog Trabajar cansa que lo mejor de la reforma es que ya acaba: «En aplicación de la única ley que no admite enmiendas ??la de Murphy-, se comprueba una vez más que todo es empeorable, por malo que parezca. En el paso del primer borrador que conocimos al texto que finalmente presentó el gobierno a los agentes sociales ya hubo una vuelta de tuerca. Aún se endureció más cuando se convirtió en decreto, y ahora ha tenido un último y definitivo giro a la derecha en el trámite parlamentario.»

Roberto Fernandez en Algo más que política dice que el despido es ahora más barato y más fácil: «el texto prevé facilitar la reducción de plantilla para conservar los puestos de trabajo, algo contradictorio. El resultado, tiene una dirección clara, porque contrariamente a lo que defendían la patronal y los partidos que han actuado en el Congreso como su lobi, el gran objetivo era abaratar el despido. Y se ha logrado.»

Samuel Bentolila en el blog Nada es gratis considera que lo aprobado es una re-reforma laboral: «La mayoría de las enmiendas parece, en una lectura rápida, de menor transcendencia. El cambio más importante parece ser la concreción de las causas económicas de despido objetivo […] podría ser en principio buena noticia, pero la incertidumbre sobre ese carácter persiste. Por ejemplo, no sabemos cómo estimarán los jueces si la disminución de ingresos es ??persistente? o no.»

Antonio Pulido critica en su blog Apuntes de un librepensador el enfoque de la norma: «No puedo entender que todo el debate sobre su contenido gire acerca de la facilidad que las empresas deben tener para despedir a los trabajadores. Tenía que ser todo lo contrario. Cualquier reforma que se acometa tiene que tener un único fin: CREACI?N DE EMPLEO».

En el blog Según Antonio Baylos hablan de un ataque sistemático a la estabilidad: «rebajan los requisitos para el despido hasta el punto de convertirlo en una respuesta automática ante los resultados negativos de la empresa, sin ponderar como contribuye a reequilibrar su situación, elevando a causa de despido razones que hasta ahora sólo justificaban la reorganización de la empresa o los cometidos del trabajador. Se introduce el despido preventivo sin necesidad de que los problemas de la empresa sean actuales sino sólo posibles».

Javier Montero en su blog Nada es siempre toda la verdad cree que «a la vista de los recortes sociales que supone esta medida, a los únicos que les puede haber agradado es a los empresarios, pero tal vez no estén disimulando su descontento porque quieran una ley aún más regresiva para los derechos de los trabajadores.»

Rafael del Barco en el blog La gran corrupción habla de un despido más libre: «En realidad el práctico ??cierre patronal? cuando la empresa entraba en pérdidas y falta de liquidez (tan clásico los septiembres) ya significaba un despido libre con coste a cargo de las cuentas públicas, a las que esta Ley aliviará. Ahora a la situación generalizada entre la pequeña y mediana empresa se añadirán las grandes, para quienes demostrar pérdidas es tan fácil como publicar beneficios, simples arreglos contables, retoques en las valoraciones del activo…»

Elías Moro en El juego de la taba lamenta las soluciones de los empresarios: «En cualquier situación social o económica, tanto si la cosa va bien (lo que siempre es mérito suyo, faltaría más), como si va mal (culpa nuestra, por supuesto), lo primero, y casi lo único, de lo que hablan cada vez que pueden -y pueden siempre que les da la gana- es de «flexibilizar el mercado laboral» (¡qué eufemismo!). Dicho de otro modo: abaratar el despido de los asalariados a su cargo»

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