La idea propuesta por el alcalde de Madrid de pedir un ley que permita «sacar a los mendigos de la calle» ha provocado un gran rechazo en la blogosfera. La medida se tacha de «populista», «anticonstitucional», motivada por la «estética» y que solo pretende «tapar el problema». Y muchos analisis remarcan que parte del problema de la gente sin hogar se debe a la falta de más políticas sociales, a los recortes de presupuesto y a unos albergues deficientes, en camas y condiciones.

Alberto Ruiz Gallardón

Ignacio Escolar: «Barrer a los mendigos«. Critica que «en la práctica, la ley que quiere Gallardón sólo serviría para echar a los mendigos del centro y que duerman en los guetos de las afueras: barrerlos bajo la alfombra para que no se les vea, como en sus tiempos hacía Jesús Gil en Marbella. ¿O es que Gallardón piensa que las 1.367 camas para indigentes que tiene el Ayuntamiento son suficientes como para dar cobijo a las cerca de 50.000 personas que malviven en las favelas de Madrid.»

Javier Perez de Albeniz en El descodificador: «La calle es de Gallardón«. Considera que «resulta siniestro que Gallardón, miembro de un partido incapaz de acabar con una putrefacción que les corroe las entrañas, pretenda ??limpiar? las calles de pordioseros».

Carlos Carnicero: «Prohibir a los mendigos para adecentar Madrid«. Considera que «lo que procede es abordar la vertiente social y humana de quienes han llegado a la desesperación de dormir en la calle. Si a hay madrileños que les molesta el aspecto de la ciudad, debieran desplazarse a una ciudad virtual en donde todos los ciudadanos son felices».

Raul Bocanegra: «Medida rancia para ganar votos«.  Gallardón no ha pensado que no puede obligar a ninguna persona que tiene la desgracia de vivir en la calle en ir a dormir donde él les diga. Son personas sin hogar, posiblemente destruidos por el sistema que nos ha llevado a la más grave de las crisis que muchos hemos conocido, no son delincuentes ni presos. Desde aquí hago un llamamiento a todos los políticos. No usen la vida de una persona para ganar el voto de otra.»

Ventanas del Falcón: «Mendigos y recortes de politicas sociales«: Gallardón quiere atraerse el voto más ultra con propuestas anticonstitucionales que se asemejan a la ley franquista de Vagos y Maleantes. El PP madrileño se ha negado a invertir en políticas públicas, de integración y sociales. En esta legislatura Gallardón ha recortado en ellas un 20%. Si todos los ‘sin techo’ que hay en la calle en Madrid quisieran una plaza en un albergue no habría sitio para todos».

David Avendaño en La aldea global: «Razones por las que retirar a los sin techo de la calle es imposible«. Se pregunta «una vez que la policía detecte a un sin techo y decida ??retirarlo??, lo llevará a un albergue… ¿Y al día siguiente? ¿Podrá salir libremente? No puede ser de otro modo. ¿Y qué le obligará a regresar? Es un hombre libre, ¿o no? ¿Comenzará al día siguiente otra vez el juego de la policía ??retirándolo?? y llevándolo al albergue? Cuánto esfuerzo policial para impedir una situación carente de peligro sería».

Hector Juanatey en Malo será: «Cede el palacete, Gallardón«. Lo de «tampoco es tan valiente. La propuesta, dice, sería para llevar en el programa de las elecciones generales. Ya si eso que pierda Mariano, que en Madrid los sin techo también votan. Mi propuesta es la siguiente, alcalde. Viendo que se ha dejado cerca de 500 millones de euros en construirse un palacete para trabajar más cómodo, bien se podrían abrir las puertas por la noche».

Raul Perdigones: «Que Gallardón cuide los servicios sociales«. Recoge como «en los albergues los sin techo deben dormir en habitaciones de 7-8 personas, no pueden tener mascotas, ni dormir con sus parejas (deben estar separados por sexos), estar en zonas apartadas de sus barrios habituales, así como seguir una disciplina a la que muchos no están dispuestos a acatar… que Gallardón cuide un poco más los servicios sociales de Madrid, y quizás haya menos mendigos en la calle».

Conrado Jimenez: «Gallardón se lava las manos» Critica que el alcalde «manda el mensaje al legislador, para que haga una ley. No, mire. Usted tiene la potestad para crear una ordenanza. A veces la derecha quiere recortar libertades pero sin que se sepa lo hace. Me daría, como mínimo vergüenza, saber que puedo crear un albergue para que los que quieran puedan no dormir en la calle y crearlo para que las calles sean bonitas».

Henrique Mariño en Solución salina: «Deshaucie a los homeless«. Cree que Gallardón «venderá los desahucios callejeros como una preocupación más de las suyas, pero no cuela, casi mejor siga dedicándose al ladrillo… Su política de plazas, remodeladas al antojo de usted, que tan poco gusta de los miserables, pobres. Instalado en el cemento, así son sus obras: frías, insensibles, pétreas, excluyentes y muy de centro, ya sabemos».

Virado en sepia: «Gallardón y los pobres«. Asegura «que los mendigos no estén en las calles de Madrid puede parecer una buena idea si se contempla desde el punto de vista humanitario, de justicia social; pero me temo que detrás hay también el deseo de dejar las calles limpias de molestos a la vista, sin darse cuenta de que para ello hay que actuar sobre los problemas y resolverlos, no taparlos».

Bandúa circular: «Cárceles para mendigos«. Defiende que «la verdadera intención del alcalde no es resolver la situación de estas personas, si no esconderles, para que no desentonen con esta ciudad mastodóntica convertida en un gigante centro comercial, en un enorme parque de atracciones para los turistas, y si hay que encerrarles contra su voluntad, se les encierra».

Javier Crespo en La Atalaya: «Vlad Gallardón, el terror de los medigos«. Compara la medida con una anecdota de Dracula y cree que pide «una ley que habilite a los alcaldes a «limpiar» las calles de mendigos con menos modales que Charles Bronson con resaca. Como si fueran heces caninas, escombros de obra o restos de botellón, vamos».

Necorawoman: «Medida populista de Gallardón«. Se pregunta «¿Y cómo piensa hacerlo? Además de que para muchas de estas personas es una opción ese tipo de vida, no se han planteado que lo que realmente hace falta es un programa para la reinserción social de estas personas. Problema: que estas políticas salen muchísimo más caras que una simple ley que permita a la policía volver a aquel ??circulen, circulen? .

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