La red ha vuelto a levantarse en contra de la votación para aprobar la Disposición final de la Ley de Economía Sostenible -apodada Ley Sinde en Internet- que incluye herramientas para cerrar páginas web. Ha habido huelga de webs, plantes e incluso la convocatoria de un ataque contra los sitio de los partidos políticos. Y la blogosfera de manera unánime se manifiesta en contra. Enrique Dans explica en radiocable.com que la norma crea un precedente para que se pueda cerrar cualquier web, no sólo las de descargas, y habla de «liberticidio».

Enrique Dans

Para Enrique Dans esta ley crea un «precedente de cómo se puede legislar completamente al margen de los intereses de la ciudadanía». Y denuncia que se ha promulgado por «presiones de una industria y de una ministra que pertenece a esa misma industria» una norma que quita a los jueces las competencias sobre los temas relativos a Internet y crea una «justicia paralela a la medida de las entidades de gestión y es una barbaridad.»

Habla de «precedente espantoso contra la esencia misma de la democracia y la separación de poderes» y asegura que es «exactamente lo mismo que tienen en China o Iran parapoder cerrar webs». El profesor y blogger también comenta que la Ley Sinde crea herramientas que permiten cerrar cualquier web, «la mía por ejemplo.»

En la red otros muchos bloggers detallan y explican los motivos por los que esta ley provoca un rechazo unánime en Internet:

Antonio Delgado vaticina desde su blog que la ley Sinde «no funcionará. Lo siguiente será presionar para empezar a cortar la conexión a Internet como en Francia y todas aquellas medidas que al lobby del copyright se le ocurra. Todo en lugar de abrir de una vez por todas un debate serio con una profunda reforma para la modernización de la propiedad intelectual en España.»

David Ballota en Nación red habla de una norma contra Internet, la soberanía nacional, la democracia y la libertad. Los políticos españoles «confirman que en cuestiones de Propiedad Intelectual e Internet sus intereses son los de la vieja industria (antes de Google) que conspira y lanza campañas contra las empresas españolas del software libre.»

Rafael García Almazan define en su blog Kabila la ley como un liberticidio declarado: «El objetivo es fácil, conseguir adocenar Internet y hacer de la Red una especie de televisión más, donde el poder pueda intervenir para evitar y acallar las críticas que le puedan proferir. Una forma de amaestrar este medio, hoy todavía libre.»

Ion Antolin defiende en Blog y medio que «no puede construirse una ley basándose en la penalización de los enlaces. Son la base de la Red. Alrededor del hipervínculo se construye Internet, y su criminalización podría llevar a escenarios tan surrealistas como denuncias contra Google u otros buscadores» pero cree que hay que buscar «un punto común, donde el conocimiento ??dudo que la película  lo sea?? fluya por la Red una vez que sus legítimos dueños hayan decidido compartirlo.»

Juan Varela en Periodistas 21 sostiene que «los cambios en el consumo y la tecnología no cambian con leyes punitivas» Y considera que «la persecución contra quienes se lucran con contenidos de otros sería más inteligible si Cultura luchara por extender el dominio público, por ganar acceso y uso para todos a las obras financiadas con dinero público…»

Cesar Jodra considera que más alla de descargar películas, de culpabilidad de webs que ofrecen enlaces o de presiones del gobierno estadounidense «lo que se cuestiona es que se quita a los jueces la autoridad y competencia sobre ello, y le les cede a un grupo de gente motivado fundamentalmente por presiones políticas y cuestiones económicas. Intolerable.»

Jose María Mateos en Las penas del Agente Smith critica que los diputados puedan aprobar la ley «a pesar de saber (antes se podía sospechar, ahora se sabe) que la conocida como Ley Sinde es, con una altísima probabilidad, legislación importada de Estados Unidos

Desde el blog La ramera escarlata explican que «la Ley Sinde es una grave vulneración de los derechos de los ciudadanos en Internet» pero no estan de acuerdo con algunas protestas: «Parece como si por lo que se lucha no sea por nuestros derechos civiles, como la libertad de expresión o de opinión, sino por un supuesto sagrado derecho a ver gratis series de televisión y películas.»

Print Friendly, PDF & Email