Las manifestaciones convocadas en toda España en apoyo al juez Garzón y contra la Impunidad del Franquismo han elevado la temperatura de la blogosfera. La mayoría de los analisis coinciden en comentar la asistencia masiva y en criticar la reacción del Partido Popular que las tachó de «antidemocráticas». Manuel Calleja del blog Geografía Subjetiva considera que «manifestarse es un derecho fundamental, no una presión» y que la  asistencia a las concentraciones muestra que «hay muchos ciudadanos que están escandalizados y que no comprenden como nuestro sistema judicial puede llegar a estos extremos».

Manuel Calleja

Manuel Calleja recuerda que tanto el poder ejecutivo como el legislativo y el judicial están sometidos al escrutinio de los ciudadanos y la Constitución recoge el de manifestación como uno de los derechos fundamentales. Por ello, le «extraña» que el PP habla de «presión ilegítima» por las convocatorias en apoyo de Garzón quiera «restrinjir el derecho a manifestacion sobre resoluciones del poder judicial, cuando ellos mismos han convocado manifestaciones cuando se ha tratado de decisiones del Ejecutivo o leyes».

Cree que mucha gente ha acudido a las convocatorias porque se han unido dos corrientes: «muchos están escandalizados porque se quiera juzgar por prevaricación a un magistrado por una cuestión que juridicamente es muy endeble» dado el debate jurídico que existe sobre la ley de amnistía. Y también piensa que la asistencia se explica por la reivindicación de la memoria histórica las «ganas de dar satisfacción a las víctimas del franquismo».

En la red se pueden encontrar otros analisis y reacciones tras la manifestación:

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Javier Casal considera que «la derecha propone olvidar, mirar hacia otro lado y seguir adelante. ¿Lo hace por miedo? ¿Lo hace por vergüenza? Escuchar a los políticos afirmar que una manifestación como la de ayer en Madrid pone en riesgo la democracia es, primero un disparate, segundo, otra prueba más de que ha pasado el tiempo pero algunos siguen sin entender absolutamente nada

Nacho de la Fuente en La huella digital ofrece un enfoque conciliador: «La canción de la Transición es muy apropiada ahora que los rencores y las envidias quieren resucitar el toma y daca de las dos Españas. El enfrentamiento constante. En la política y en la judicatura. En los despachos y en la calle. Por favor, mucha libertad sin ira.»

Nacho Escolar comenta las críticas populares: «quienes más olvidan son los líderes del PP. Dicen que las manifestaciones del sábado fueron ??antidemocráticas?. Se olvidan del 24 de febrero de 2007, cuando varios de sus dirigentes se manifestaron contra una decisión del Supremo sobre De Juana Chaos. ?sa es su memoria histórica, una amnesia colectiva.»

Luis Solana reflexiona en su blog sobre la posibilidad de que Garzón crease un partido: «Suponed un personaje español que consigue que unas 150.000 personas salgan a la calle en España y fuera de España en defensa de su persona y de sus actuaciones. Tened en cuenta que esa personalidad tiene experiencia tanto en el mundo del Derecho como en el mundo de la política pura porque ha sido actor en ambos escenarios. ¿Os soprendería que esa persona crease un partido político bajo su dirección e impronta?»

Jesús Martínez en su blog Historias de un optimista reflexiona sobre la presencia de cargos públicos en manifestaciones: «Es evidente que la separación de la cara pública y privada de un responsable político es imposible. Pero, a la vez, es muy injusto que no tenga la oportunidad de pronunciarse a título personal sobre un asunto que le atañe directamente. A pesar de ello, pienso que, en estos casos, pesa más el cargo público.»

Javier Perez de Albeniz en El descodificador ironiza sobre la expresión «carcamales resentidos» que uso Esperanza Aguirre para hablar de la manifestación: «Mariano Rajoy, el teórico jefe de Aguirre, sí estuvo a la altura de las circunstancias y dijo que la movilización de apoyo a Garzón fue ??antidemocrática? y ??ensució la memoria de las víctimas?. Ensuciar la memoria en un país como España es imperdonable: somos memoria».

Manolo Saco recurre al sarcasmo en su blog «he vuelto a caer en el pecado nefando de participar en una ??brutal y antidemocrática? campaña contra el Tribunal Supremo, como usted la califica. Y no le falta del todo la razón. No tengo ningún supremo respeto por ningún tribunal, porque, como en el caso de la religión de ese obispo amigo de pederastas, son las personas, y no las instituciones, las que son dignas de respeto. Son los jueces y los obispos los que tienen que dignificar sus instituciones, y no viceversa.»

Felix Soria en Im-pulso cosidera que la reacción del PP les equipara a la CEDA: «la dirección del PP asume que su partido sea la organización de masas de una amplia derecha que incluye españolistas excluyentes, nacional-católicos, antidemócratas, ignorantes, simplistas, gentes desinformadas, ciudadanos despistados… etcétera, ¡con los franquistas en la vanguardia!»

ACTUALIZACI?N

Manuel Rico desde Trinchera Digital recurre a la ironía sobre la coherencia de la derecha: «Cuando la derecha se manifiesta en la calle contra una decisión del Tribunal Supremo, o cuando alimenta las teorías conspiranoicas sobre el 11-M en plena instrucción de la causa o cuando monta una campaña de recogida de firmas contra el Estatut catalán mientras el Constitucional sigue con sus deliberaciones, se trata de actos en defensa de la democracia y de la independencia judicial. «

Hugo Martinez Abarca desde el blog III República sostiene que «cualquiera que fuera a la manifestación vio que no era una manifestación de fans de Garzón (como tituló El Mundo en portada), sino algo mucho más profundo. […] Es comprensible el nerviosismo de la derecha y del Gobierno. Los españoles hemos asumido durante demasiado tiempo que en aras de evitar la crispación valía la pena renunciar a todo.»

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