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Iñaki Gabilondo en Noticias Cuatro: «Dos minutos de reflexión y desahogo antes de que empiece la campaña electoral. Los partidos fueron un buen invento pero están envejeciendo mal. Todo a su alrededor se transforma, pero los partidos se encierran en sí mismos. Y como no se remozan, se deterioran. Y se alejan de la gente, que les da la espalda al comprobar que sus defectos, acumulados a lo largo de los años, han hecho cuerpo y ya asoma la roña. A los partidos les está pasando lo que a la Iglesia, que se creen por encima del bien y del mal. Y, como a la Iglesia, le equivoca el griterío fervoroso de sus fans.

El mundo ha cambiado de norte a sur y de este a oeste. Son otros los mapas, los valores, las leyes y las verdades. Nada es lo que era y todo bulle en una crisis de cambio.

Todo menos los partidos. En el tiempo de la investigación, el desarrollo y la innovación, los partidos no innovan ni se desarrollan ni investigan por dónde acercarse a las nuevas realidades. Porque quieren acercarse a ellas, pero sin cambiar. Y eso es imposible. Los partidos se han convertido en castillos cerrados; y sus cúpulas, en estados mayores militares.

Los pecados se niegan, o se lavan en casa, como organizaciones secretas con códigos morales propios. Trillo y Camps son sólo los últimos ejemplos. La corrupción se esconde, o se disculpa, si es de la familia. La lucha entre partidos se libra al margen de la sociedad, que se aleja un par de kilómetros más cada año. Es la desertización política, que avanza, y anuncia un futuro amenazador. Una oportunidad de oro para los populistas y los antidemócratas. Y la indiferencia pública, convertida en abstención.

Dicho lo cual, y a pesar de lo que antecede, animaremos, como siempre hemos hecho, a la participación electoral. Ni se nos ha atrofiado el sentido de la responsabilidad, ni nos parece igual que gane un partido u otro. »

Las aperturas del informativo de Iñaki Gabilondo, cada día

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