al-durra.jpg Una de las imágenes de la Segunda Intifada que dio la vuelta al mundo fue la del asesinato de Muhammad al Durra, un niño palestino de doce años que murió mientras intentaba protegerse con su padre de los disparos del Ejército israelí en Gaza. Todos lo vimos una y otra vez. Ocurrió el treinta de septiembre de 2000.

Desde entonces otros 952 niños palestinos han muerto a causa de ataques militares israelíes, según datos de la organización «Remember these Children.» El último, hoy mismo, en Gaza. Se llamaba Mahmoud Kayes, tenía doce años y fue aplastado por un buldózer que el Ejército israelí, en otra de sus habituales incursiones en la Franja, lanzó contra un grupo de niños palestinos que arrojaban piedras.

Hace tres días los principales diarios de Oriente Próximo abrían a toda página con la foto de una madre iraquí velando a su hijo muerto, de unos siete años. La mujer envolvía con sus manos el rostro del niño, le acariciaba con los dedos muy apretados, e inclinaba su cabeza hacia él, como si estuviera susurrando algo bajito bajito, quizá al niño, quizá a ella misma, diciéndose despacio que han matado a su hijo. He visto ese gesto en otras madres antes, en Irak, en Palestina, en Afganistán.

La población de Oriente Próximo es testigo de estos dramas, que presencia en directo o a través de sus medios de comunicación. Pero en el llamado Occidente no suelen ser más que unas líneas sin foto en las páginas internas de los periódicos.

Quizá los políticos como Olmert, Bush, Rice y otros deberían tener en su mesa de despacho las fotos de las madres o padres huérfanos de hijos antes de decidir qué mundo quieren construir ?. o destruir.

 PD: Hoy día 21, un día después de escribir este post, se corrige la edad del niño muerto ayer: no tenía doce años, sino dieciseis, era un adolescente. Además de él, otros tres palestinos murieron ayer.

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