Numerosos medios extranjeros siguen cubriendo con atención la campaña electoral española. Tras la celebración del debate hay unanimidad en pronosticar una holgada victoria del PP. Cada vez se ven más perfiles sobre Mariano Rajoy calificado de «enigma» y «apostol del cambio». El FT, por su parte, critica la «indulgencia» de los políticos españoles y el «enloquecedoramente vago» programa del PP.

Rubalcaba, Campo Vidal y Rajoy en el debate
(Foto: Flickr/Partido Socialista)

El Financial Times considera que: «Los líderes políticos españoles se permiten la autocontemplación mientras arrecia la crisis». La crónica de Victor Mallet sostiene: «lamentablemente para Rajoy y su partido de centro derecha, ya que se ha pronosticado que serán ellos los que venzan con amplio margen en las elecciones generales del 20 de noviembre, el hecho de que Italia esté enfangada desde el punto de vista fiscal y político no significa que España esté fuera de peligro. Al contrario: España está aún pagando un alto precio para financiarse a pesar de la intervención con adquisiciones de bonos del Banco Central Europeo y casi con certeza padecerá daños colaterales en el caso de una catástrofe de la deuda italiana.»

«Rajoy ha de probar ahora que tiene políticas lo suficientemente radicales para abordar la enorme tarea que tiene delante. Su programa es enloquecedoramente vago, pero el PP ha logrado el respaldo del empresariado con las promesas de reformas laborales, incentivos para la creación de empleo, una limpieza de los bancos y un gobierno competente. En circunstancias normales, llevarlo a cabo haría mucho por la recuperación de la fortuna española a largo plazo. Ahora bien, a corto plazo ??que es sobre lo que tienen puestos sus ojos los mercados de bonos en estos momentos- acechan peligros económicos y políticos que hubiesen sido impensables antes del derrumbe de Lehman Brothers hace tres años».

Le Monde considera que «en España, el PSOE libra una batalla electoral casi desesperada frente a la derecha». Y asegura que «el jefe de filas socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, reaviva el recuerdo de los gobiernos de Felipe González para intentar hacer olvidar a José Luis Rodríguez Zapatero, identificado con la austeridad…Zapatero es el gran ausente de la campaña. Para intentar remontar el considerable atraso que los sondeos le atribuyen sobre Rajoy (17 puntos), Rubalcaba ha preferido recurrir a las figuras socialistas de la época anterior a la política de austeridad aplicada en la actualidad. Alfredo Pérez Rubalcaba no logró hacer desviar a Mariano Rajoy de su intención de decir lo menos posible sobre su programa para no perder ningún elector y no debilitar el horizonte azul que le prometen los sondeos.

Le Figaro habla de «Rajoy, apóstol del ??cambio?? en España». El texto de Mathieu de Taillac destaca: «El candidato conservador a las elecciones del 20 de noviembre sigue en cabeza tras el debate en el que tuvo como contrincante a Alfredo Pérez Rubalcaba. El favorito acudió para no perder. Cuidando su perfil de recolector, redujo sus ataques al mínimo. Tenía que conectar a Rubalcaba con José Luis Rodriguez Zapatero? El jefe de gobierno de los 5 millones de parados y el lider más impopular de la democracia española. El lider de la derecha también logró que el foco del debate fuera el empleo y la economía. En este terreno Rajoy pudo permitirse seguir siendo ambigüo».

Le Point destaca en un artículo de François Musseau: «El enigma Mariano Rajoy. A menos de dos semanas para las elecciones, el jefe de filas de la derecha y favorito de las encuestas sigue siendo un enigma. En los medios, frente a preguntas delicadas, Rajoy tiene el arte de responder con fórmulas vagas y alambicadas, de eludir los temas farragosos para abordad otros más cómodos. Un ser lizo, sin asperezas que no ofrece ninguna sorpresa. Aunque no suscita la adhesión fuerte, tampoco provoca un violento rechazo. Y esa es su gran fuerza. Su flema aparente que exaspera hasta a sus colaboradores no debe engañar: Rajoy es una roca. En su entorno, se dice que no tiene más que tres prioridades: el paro, el paro y el paro.»

Il Foglio dice: «Mariano Rajoy, el hombre sin asperezas». El artículo de Guido De Franceschi recoge: «Del líder de los populares sólo se sabe que es aburrido. He aquí todo lo demás. Se le da como vencedor en las elecciones del 20 de noviembre, ¿pero tiene una receta para salvar a España?? Ante los resultados de los sondeos, Rajoy y el equipo que cuida su campaña electoral, han optado por un perfil bajísimo para no herir ninguna sensibilidad y no perder ninguno de los electores propensos a votar por el PP para ??castigar? la ineficaz política económica del gobierno socialista.

El perfil bajísimo es el más apropiado para Rajoy cuyo programa es muy vago y ambiguo, porque no se quiere descontentar a nadie y porque una solución precisa para evitar la quiebra de Madrid no ha sido encontrada. La única ventaja es la de ser ??el otro?? con respecto a Zapatero. Hoy, de repente, Rajoy es percibido como el líder competente que tranquiliza, y conquista consenso a ciegas para su partido. Totalmente a ciegas, dado que, si el programa es genérico y no quiere descontentar a nadie, con posturas controvertidas, también sobre el equipo de gobierno perdura el misterio.

ACTUALIZACI?N:

El Corriere Della Sera asegura: «dentro de diez días será oficial: Mariano Rajoy se convertirá en el nuevo presidente del gobierno español en sustitución de José Rodríguez Zapatero. Los sondeos no dejan esperanzas a los adversarios. Cuando Corriere della Sera le pregunta si su España estará dispuesta a poner sus cuentas bajo la vigilancia europea, como ha hecho Italia, la respuesta es increíblemente espontánea; o, si se prefiere, muy poco diplomática: ??España es un gran país, una nación seria, y yo no tengo intención alguna de permitir que decisiones importantes en el terreno económico se tomen en Bruselas. El poder decisorio debe permanecer en el Parlamento. No tengo intención de renunciar a la soberanía nacional?.

«En una España estirada por los varios independentismos (el que el socialista Zapatero llamaba ??País plural?), el Partido Popular de Rajoy representa el orgullo nacionalista. Y en la campaña electoral no se puede decepcionar, ni siquiera por cortesía. En este momento Rajoy no persigue la victoria, sino la mayoría absoluta, es decir la libertad de elegir dónde, cómo y en qué medida recortar gastos públicos, subsidios e inversiones, para permanecer en la Europa que cuenta. Un sueño para cualquier estadista. Sin embargo, los votos no están todavía en la urna y Rajoy no se compromete. El futuro presidente se ampara en el buen sentido y en su imagen limpia. Su programa de reformas económicas será acaso ambiguo, como le achacan los socialistas, pero consigue no anticipar recetas dolorosas y, por lo tanto, no enemistarse con los electores.»

El Jornal de Noticias se fija en un artículo de María Joao Morais en como «España asiste a la lucha de los más pequeños. Después del cara a cara entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba llegó el debate a cinco. Un modelo más limitado al que solo tuvieron derecho a participar los partidos que tienen actualmente representación parlamentaria. Así, además del PP y del PSOE, las novedades surgieron con los representantes de IU, que intentaron apelar al voto de los indignados y de los partidos nacionalistas? Las restantes formaciones tuvieron que contentarse con la emisión de mensajes grabados. A pesar de una reducida visibilidad, los partidos minoritarios van con buenas perspectivas a las elecciones. Los sondeos apuntan un importante crecimiento de casi todas las formaciones y se espera, por ello, el Congreso más fraccionado de la historia de la democracia española. Sin embargo, la mayoría absoluta del PP no será afectada.»

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