Ningún país europeo de tamaño similar tiene un desierto demográfico tan grande como el de España, con  regiones cuya densidad de población es de 2 habitantes por km2, comparable a Laponia o Siberia. El problema de la «brutal» despoblación sufrida por algunas zonas españolas es objeto de atención por parte de varios diarios galos, que resaltan de hecho los esfuerzos para hacer revivir algunos de estos lugares.

Pero apuntan que aunque hay casos de éxito en donde se ha reconstruido buena parte de pueblos vacíos sobre todo apoyados en proyectos de turismo rural, las dificultades para repoblar estos lugares son grandes por el declive de la agricultura y la escasez de servicios públicos. Y se advierte de que para tener éxito con este problema es posible que España necesite una «Segunda Reconquista» con incentivos fiscales.

Le Point habla de una España despoblada y de un desierto difícil de reconquistar. Explica que el éxodo rural en Castilla, Aragón o Extremadura fue tan fuerte entre los años 50 y 70 que en algunos lugares apenas hay dos habitantes por km2, una densidad comparable a la de Laponia o Siberia. Y señala que esto hace de España un país «extraño en Europa», ya que ninguno de tamaño similar tiene un desierto demográfico tan grande. Señala que hay iniciativas que intentan repoblar estas zonas y que el turismo rural ha emergido como solución. Pero aunque menciona algunos casos de éxito, advierte de la fragilidad de los mismos ante el problema de fondo: el declive de la agricultura y la ganadería. Y señala que una posible solución sería apoyar comunidades de pequeños productores ecológicos con una «segunda reconquista de ventajas fiscales».

Le Parisien destaca los esfuerzos por recuperar pueblos deshabitados y las dificultades para repoblarlos. Se fija en el caso concreto de Sarnago, un pueblo castellano que perdió a su último habitante hace 37 años, pero en donde una asociación está haciendo «de todo» para intentar resucitarlo, una «apuesta loca» en una de las regiones más despobladas y envejecidas de España. Explica que en esta zona, la despoblación fue brutal tras una decisión de Franco en 1965 de plantar allí 22.000 hectáreas de pinos. Pero resalta que los exiliados no han olvidado al pueblo y en los últimos años se han reconstruido 25 de las 40 casas de la localidad, gracias al esfuerzo de la asociación de amigos de Sarnago. Pero señala que de ahí a que el pueblo sea repoblado, «hay un abismo», a causa de la falta de niños y la precariedad de los servicios públicos.

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