Crece aún más -si cabe- la preocupación en la prensa global por la escalada en la crisis catalana tras activar Mariano Rajoy el 155 con bastante contundencia. Algunos de los principales medios internacionales  señalan que el conflicto entra ahora en un camino «precario y altamente incierto» y donde el gobierno español afronta una tarea «inconmensurablemente delicada» según la BBC, para intentar restablecer su autoridad en una Cataluña donde los independentistas planean una «guerra de desgaste». En general se mantiene la incredulidad de que el pulso haya llegado a tales extremos y se reparten las culpas entre las dos partes, tanto Puigdemont como Rajoy, reciben reproches. Salvo Le Monde que advierte de que España vive una tragedia que puede volverse violenta y culpa de ello a los independentistas que siguen apostando por la «política de lo peor».

The New York Times advierte de que el pulso entre España y Cataluña ha llegado a un punto «realmente serio» con el 155, pero cree que las culpas por ello están repartidas. La crónica de Raphael Minder señala que el pulso entre España y Cataluña ha alcanzado un punto realmente serio con el anuncio del gobierno central de que dará el «drástico paso» de relevar a los líderes independentistas catalanes. Sostiene la situación «probablemente nunca debería haber llegado a este extremo», pero cree que la culpa de ello es repartida. Señala tanto a Puigdemont como a Rajoy por sus «errores de cálculo» que ahora dejan a los catalanes y a todos los españoles frente a un grave desafio al consenso democrático. Y advierte además de que puede haber «trampas potencialmente peores» en el «precario y altamente incierto camino» que ha tomado esta moderna democracia europea.

Le Monde considera que España vive una tragedia porque Cataluña sigue apostando por «la política de lo peor». En su editorial afirma que la «raquítica» mayoría independentista ha apostado por una radicalización y demostrado estar «dispuesto a cualquier deriva», lo que ha empujado al gobierno central a suspender la autonomía catalana. Sostiene que esto es una «tragedia» para España porque el enfrentamiento podría volverse violento. Y se muestra extremadamente crítico con los líderes catalanes, por jugar a que el 155 va a reforzar su causa y por ello apostar por la estrategia de la tensión y por la podredumbre del conflicto. Afirma que Puigdemont ha demostrado tener poco respeto por la democracia y ha recurrido a una retórica de victimización para hacer creer que Cataluña es víctima de un regreso del franquismo, algo que Le Monde niega y ve «grotesco». Añade que los independentistas viven en una burbuja y venden ilusión, por lo que no se atreven a organizar unas elecciones que evidenciarían cómo se posiciona la población catalana y mantienen «su política de lo peor».

BBC señala que Cataluña supone ahora una «inconmensurablemente delicada» tarea para España. El texto que firma Tom Burridge resalta que aunque la estrategia de Rajoy de «mantener la calma y seguir adelante» le ha funcionado en otras crisis, Cataluña es un juego «completamente diferente» y de momento ya le ha obligado a ser mucho más contundente de lo que suele al suspender la autonomía. Pero advierte de que su tarea ahora en Cataluña es «inconmensurablemente delicada» ya que tiene que reforzar la autoridad del estado central, pero a nivel práctico no lo va a tener fácil. Apunta que muchos funcionarios catalanes son profundamente independentistas y otros van a «odiar» que Madrid esté al mando. También señala que las posiciones se están endureciendo, incluso a nivel de la población española, y que en Cataluña la situación se está fracturando de forma increíble.

The Guardian señala que los independentistas catalanes se preparan para una guerra de desgaste contra Madrid que puede reforzar su causa o arruinar Cataluña. El análisis de Giles Tremlett apunta que los españoles «horrorizados» al choque de trenes a cámara lenta entre los líderes del gobierno central y el regional mientras aumenta la ira porque ninguno de ellos «parece capaz de tragarse el orgullo y dar un paso atrás».  Advierte de que tras el fracaso de la política, los catalanes tienen como arma la desobediencia civil contra Madrid y creen que ganaran. Pero apunta que Rajoy tiene de su parte la ley, los poderes del estado y el apoyo de los líderes europeos por lo que si los independentistas deciden luchar «pueden perder muchas batallas». Admite que esto puede ayudarse a ganar simpatías para convencer de que son un pueblo oprimido, pero es un camino duro y que requiere voluntarios para mártires. También señala que los siguientes pasos que se den en el conflicto pueden provocar la ruina de Cataluña y su descapitalización.

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