Una bomba de racimo

Las ONG´s lo celebran como un triunfo de las víctimas y los estados más comprometidos, porque no se ha «suavizado» la propuesta. Tras un semana de negociaciones diplomáticas, 83 países han aprobado un borrador de tratado de prohibición de bombas de racimo llamado «Declaración de Wellington«. Algo asi como el penultimo paso en el Proceso de Oslo, para tener un tratado en firme que erradique definitivamente estas armas. Este podría ser una realidad en mayo, en Dublin, donde se celebrarán las negociaciones formales definitivas.

Además de prohibir estas bombas, la Declaración estipula la asistencia a las víctimas y la limpieza de los territorios afectados… y sobre todo rechaza las excecpciones que algunos países querían incluir para bombas con determinadas características técnicas o una moratoria. Entre los estados que defendieron estas excepciones ha estado España, aunque finalmente ha firmado la declaración.  

La postura del gobierno español cambió tras la campaña de denuncia lanzada desde Internet, e incluso se expresó en el texto de la Ley de Comercio de Armas, aprobada el pasado mes de diciembre. Aunque en nuestro país aún se fabrica este armamento.

Greenpeace y otras organizaciones que defienden este tratado, se felicitan por ello, aunque lamenta la insistencia de la delegación española en la necesidad de consenso y de que se tengan en cuenta las excepciones. Piden que las motivaciones humanitarias sean las únicas que se tengan en cuenta.

Dos de los principales defensores de este armamento, Estados Unidos e Israel, boicoteraon la reunión y mantienen su postura en contra de cualquier tratado de estas características. Tampoco acudieron otros grandes productores de bombas de racimo como Rusia, China, India y Pakistán.

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