Hace unos días Ralph Lauren fotografió para el anuncio de su nueva campaña a  la guapa y curvilínea modelo  Filippa Hamilton. A continuación la despidió por gorda y después la transformó con el photoshop en una mujer de figura estilizada, alargada , anoréxica y hasta un poco fantasmal que parecía más una imagen del Greco que la modelo guapa y saludable que es.

Las pasarelas son recorridas todos los años por maniquies que rozan la anorexia y que dan la sensación de que pueden romperse en cualquier momento y los fotógrafos de moda retratan seres que no parecen de este mundo, no sólo por sus cuerpos sino por todo lo que rodea a su puesta en escena como altísimos tacones, vestidos imposibles, peinados disparatados y maquillajes extremos. Todo esto unido a la edad, cada vez más joven de las y los modelos han provocado que el mundo de la moda debata, junto con la sociedad y los medios de comunicación,  el impacto que sus imágenes pueden provocar entre los jóvenes a los que se dirigen y que por su falta de formación o por mimetismo con sus tribus o personajes famosos pueden perder el pulso con la realidad y convertirse en anoréxicos , bulímicos, depresivos o ansiosos por convertirse en fashionvictim, con lo que todo ello conlleva.

A mi el retoque, la manipulación, cuando es necesaria me gusta y la utilizo. No considero que haya engaño,  solo interpretación o gusto personal. Trabajo desde hace muchos años en el mundo de la imagen y siempre he buscado la belleza y el respeto aún en las imágenes más difíciles y duras. La vida y la muerte, la riqueza y la pobreza, la juventud y la vejez, la tragedia y la comedia… producen imágenes llenas de fuerza que la mayoría no necesitan nada más que ser plasmadas y sin embargo otras se transforman buscando transmitir reacciones concretas. Sólo las imágenes testimoniales deben ser tal como las capta el ojo humano, el resto según el creador.

Si recorremos la historia de la pintura, el cine, la escultura o la fotografía, los  creadores  procuran mostrarnos unos seres guapos, atractivos, sin defectos, casi perfectos con los que poder soñar, admirar, imitar. Son pocos los artistas que han inmortalizado a sus musas o personajes de una manera tan real como Las tres gracias de Rubens que desbordan kilos, celulitis y barrigas no exentas de belleza.

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Los colores, el modelo, el estado de ánimo del artista, la utilización de los pinceles, el maquillaje, las luces, pestañas postizas, corsés, tacones, peluquería, ambientación, vestuario, quitar muelas y costillas, encuadre, revelado, los contrastes y tantas y tantas cosas han sido el photoshop durante siglos y a todos nos ha parecido bien y no nos hemos sentido engañados. Entonces ¿qué pasa ahora? ¿Es malo que a Sarkozy le desaparezca coquetamente un michelin o a quién perjudicó que Felipe  González se pusiera patillas plateadas? Si tan bonito es lo natural ¿por qué nos depilamos, duchamos, perfumamos y adornamos para salir a la calle?. Tonterías.

Entonces ¿dónde está el problema?  El problema está en nosotros. En la sociedad que hemos creado y que cada vez quiere ser más políticamente correcta. ¿y cómo lo consigue? Prohibiendo o descargando sus culpas en los demás en vez de formando e informando. Los padres, la familia y la sociedad en general deberíamos marcar un nuevo sistema des valores que nos ayuden a crecer y ser felices

La fotografía de la mujer sin celulitis o retocadiiiiiiiisima  es mucho menos dañina que este vídeo de un programa de TV en el que 2 jóvenes se ceban con su amiga delante de una impasible audiencia y dicharachera presentadora.

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¿que es más perjudicial para la sociedad, formada o sin formar, una mujer 10 conseguida con el photoshop  o que periodistas, políticos y gente «culta» en general hablen de protocolos , llamen gordas, feas, insulten y acusen de falta de respeto a dos adolescentes por no haber pasado por el photoshop de su imaginario burgues.

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