La digitalización está revolucionando el entorno laboral en todo el mundo. Lo destaca la OIT en un informe que incluso detalla cómo en varias industrias se están utilizando robots para sustituir a los trabajadores en tareas peligrosas. Aunque se advierte que estos avances traen consigo riesgos, por lo que también es necesario crear leyes que incluyan las nuevas formas de trabajo digital y promuevan la formación tecnológica.


La digitalización y la automatización están revolucionando la forma de trabajar en todo el mundo aumentando las medidas para proteger la salud y la seguridad de los trabajadores. Así, un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que innovaciones como los robots colaborativos, los sensores inteligentes, los algoritmos de gestión y la realidad virtual están promoviendo entornos de trabajo más seguros.

Las máquinas sustituyen a los humanos en tareas de alto riesgo y ayudan a prevenir lesiones y accidentes, en industrias como la minería, la agricultura y la construcción. Sin embargo, aunque las tecnologías digitales aumentan la protección contra accidentes, requieren una regulación urgente para evitar nuevos riesgos como la vigilancia invasiva.

Los robots sustituyen a los humanos en tareas peligrosas

El informe, publicado del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, advierte de la necesidad de identificar y controlar desde el principio los riesgos potenciales asociados a estas tecnologías. En varias industrias se están utilizando robots para sustituir a los trabajadores en tareas peligrosas como la desactivación de bombas, los vertidos químicos y la exposición a elementos cancerígenos. En el sector minero, por ejemplo, las máquinas operan en lugares de difícil acceso y altamente tóxicos.

En el campo, los drones reducen la exposición de los agricultores a pesticidas nocivos. En la industria pesada, los brazos robóticos realizan tareas repetitivas y peligrosas, como la manipulación de metales a temperaturas extremadamente altas.

Durante la pandemia de Covid-19, hospitales de países como Alemania y China implementaron robots para transportar pacientes y desinfectar entornos, reduciendo el riesgo de contaminación para el personal sanitario.

Sensores portátiles y sistemas inteligentes

Además, ya se utilizan exoesqueletos* robóticos en obras de construcción y hospitales para reducir el esfuerzo físico de los trabajadores y prevenir lesiones musculoesqueléticas, que son una de las principales causas de baja laboral.

Otra innovación destacada en el informe son los dispositivos portátiles inteligentes: ropa, cascos y pulseras equipados con sensores que controlan las constantes vitales, la postura, la exposición al calor o a ruidos peligrosos. Estos dispositivos alertan a los trabajadores en tiempo real, ayudando a prevenir accidentes.

En el sector de la construcción, por ejemplo, los sensores detectan caídas, posturas inadecuadas y movimientos repetitivos que podrían causar lesiones. En entornos industriales miden la calidad del aire, la presencia de gases tóxicos y la temperatura, activando alarmas preventivas.

Realidad virtual para salvar vidas

El estudio también demuestra que la realidad virtual se está convirtiendo en una herramienta fundamental para formar a los trabajadores en escenarios de riesgo como incendios, fugas químicas o derrumbes. En simulaciones realistas y seguras, los trabajadores aprenden a actuar correctamente sin poner en peligro sus vidas.

Países como Qatar, Chile y Australia actualmente utilizan la realidad virtual para capacitar a inspectores de seguridad, bomberos y trabajadores de la construcción. Además, programas en Mozambique han explorado el uso de tecnologías digitales para reforzar la protección social y mejorar la salud laboral, especialmente en zonas rurales y sectores agrícolas.

Vigilancia excesiva y tecnoestrés

A pesar de los beneficios, la OIT advierte de los riesgos psicosociales y de seguridad que conlleva la digitalización. Entre ellos, la intensificación del ritmo de trabajo, la vigilancia invasiva, la pérdida de autonomía, la sobrecarga mental y el llamado tecnoestrés, la dificultad de lidiar con sistemas digitales en constante cambio.

Los trabajadores suelen ser evaluados por algoritmos que los monitorean, lo cual puede provocar ansiedad, sentimientos de injusticia y angustia emocional.

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