La Duma o Cámara Baja rusa ha dado luz verde por unanimidad a la nueva ley que prohibe el cambio de sexo para personas trans, tanto en el quirófano, como en documentos de identidad. La norma también anula los matrimonios entre personas trans, les impide ser padres de acogida o adoptivos y declara ilegal la atención médica relacionada con la afirmación de género o la hormonación. Es el último ataque contra el colectivo LGBTQIA de Rusia que, en la última década, ha sido objeto de medidas represivas cada vez más severas. Los colectivos transexuales temen que aumenten aun más los suicidios y que el exilio sea la única salida.

La ley fue adoptada por la unanimidad de los 386 diputados presentes en la sesión plenaria de los 450 que conforman la Duma el pasado 14 de julio. Queda pendiente el paso por el Senado, pero la comunidad LGTBI rusa da por hecho que entrará en vigor que aumentará aún más la represión contra las personas trans en el país. El gobierno de Vladimir Putin ha justificado la norma por considerar que los cambios de sexo conducen a la «degeneración de la nación» y busca proteger a niños y adultos.

Una vez entre en vigor quedará prohibida en Rusia cualquier intervención médica de cambio de sexo, quirúrgica o mediante el uso de medicamentos y terapias hormonales. Solo se permitirá intervenciones relacionadas en caso anomalías congénitas o enfermedades genéticas y endocrinas. Además quedan anulados los matrimonios en los que uno de los conyujes sea transgénero y que prohibe que las personas que ya hayan cambiado de sexo puedan adoptar niños o ser sus tutores. Finalmente la ley elimina también la posibilidad de cambiar el género en los documentos de identidad, permitida desde 1997 después de una operación.

Según los datos y estimaciones de las autoridades rusas, en el país hubo en 2022, unas 996 solicitudes de cambio de sexo, mientras que entre 2018 y el pasado año, más de 2.700 rusos cambiaron de género en sus documentos de identidad, lo que condujo a casi 200 matrimonios. Aunque tras la norma aprobada por la Duma, los colectivos LGTBI denuncian que es prácticamente la propia existencia de personas trans la que ha sido prohibida. Algunos hablan incluso de «genocidio».

Muchos advierten de que la represión y dificultades del colectivo irá en aumento. En Democracy Now, Nef Cellarius, activista en defensa de los derechos del colectivo LGBTQIA en Rusia reveló que el 72% de las personas trans de su país sufren depresión o han tenido intentos de suicidio: «Esta estadística es impresionante. Y puedo predecir que esta ley provocará un aumento de estas cifras”. Otros auguran que el exilio será una de las pocas alternativas para las personas trans de Rusia.

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