Lanzarse al vacío de un valle desde un autobus en marcha o entremedias de la estructura de un puente son algunas de las «locuras» con las que se ha atrevido Jim Rippey, un apasionado al salto BASE.

El mismo Rippey protagonizó luego otro salto extremo que rizaba el rizo. Se lanzó en moto de nieve desde un pico en Canadá para caer al vacío.

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Bob Burnquist por su parte optó por una fusión del salto BASE con el monopatín. Construyó una rampa especial sobre un acantilado del Gran Cañon se lanzó por ella en skateboard y cayó al vacío desplegando su paracaidas. 

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