La imagen dio la vuelta al mundo en mayo de 2021. Una voluntaria de Cruz Roja, llamada Luna, abrazaba a Abdou, un joven migrante senegalés agotado que acababa de llegar a la costa de Ceuta tras una dura travesía a nado. Se convirtieron en símbolo de la crisis migratoria y de la solidaridad y la empatía hacia quienes arriesgan sus vidas huyendo de la desesperación, frente a los discursos de odio y xenofobia. Pese a ello, el joven senegalés fue victima de las «devoluciones en caliente» del gobierno español. Pero su caso ha llegado ahora al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo.

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El abrazo de Luna y Abdou se convirtió en icono, pero sus protagonistas no salieron bien parados. La voluntaria española de Cruz Roja recibió ataques y racistas desde la extrema derecha y se vio obligada a cerrar sus redes sociales. El migrante senegalés fue expulsado de España y enviado de nuevo a Marruecos. Pero ahora, un año después, su caso, apoyado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), ha sido denunciado, según detalla un artículo de ElDiario.es que firma Gabriela Sánchez, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que ha confirmado que el expediente será “sometido a examen del tribunal tan pronto como sea posible”.

En la demanda, CEAR ha presentado imágenes que recogen el retorno completo del joven desde Ceuta al lado marroquí de la frontera, realizado a plena luz del día y frente a la prensa nacional e internacional. Explican que después de su devolución, Abdou, de 27 años, ha continuado malviviendo en Marruecos.

Según su propio testimonio, recogido por CEAR y enviado a Estrasburgo, el joven senegalés salió de Casablanca el 16 de mayo de 2021 hacia Tánger “después de escuchar que iban a abrir la frontera hispano-marroquí” por parte de las autoridades alauíes. Dos días más tarde, el 18 de mayo, nadó “unos 15 o 20 minutos” para llegar a Ceuta. El joven pisó la playa ceutí “a las ocho de la mañana y hasta las cinco de la tarde estuvo tirado en la playa”, explica Paloma Favieres, coordinadora jurídica de la ONG. “Estuvo nueve horas en suelo español”.

Después se denuncia que «fue devuelto sin mediar procedimiento, identificación individual, sin asistencia letrada, sin asistencia de intérprete y sin ningún tipo de información por parte de las autoridades españolas”. La organización defiende que esta actuación viola el protocolo 4 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, en lo que se refiere a la prohibición de toda expulsión colectiva. También apunta al incumplimiento del artículo 13 del Convenio Europeo para los Derechos Humanos, que garantiza la posibilidad de que cualquier persona forzada a retornar a su país pueda recurrir la decisión de manera efectiva.

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