Andres Cassinello


Andres Cassinello fue director de los servicios secretos y «fontanero» de Adolfo Suárez, jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil el 23-F y hasta se le acusó de haber organizado los GAL y pertenecido a la CIA. Dicen que guarda los mayores y quizás peores secretos del final del franquismo y la transición. A los 81 años ha concedido una entrevista a El País en donde revela algunas anecdotas y pequeños secretos y comenta también temas de actualidad como la negociación con ETA o la designación de Carme Chacón al frente de Defensa.

El teniente general Cassinello se escuda en que: «lo principal se sabe ya, y lo que no, no sé si es bueno que se sepa» para no contestar a algunas preguntas, pero cuenta detalles interesantes. Por ejemplo no entiende la crispación política actual cuando durante la transición, a pesar de las abismales diferencias que existía, todos eran capaces de entenderse con todos. Y sobre la negociación con ETA asegura: 

«Sospecho que siempre hay algún secreto que no se debe contar. Toda la vida se ha hablado con ETA, unos y otros, porque me parecería absurdo que no se hiciera. Es una obligación. La paz hay que buscarla siempre, no a cualquier precio, pero hay que buscarla. Había por ahí un folleto muy curioso de las guerras carlistas que explicaba que lo habían probado todo: a encarcelarlos, a amnistiarlos, a mantener sus graduaciones militares y esto sigue, decía. Hay que seguir probando».

También cuenta que tras el 23F, el entonces director de la Guardia Civil Jose Luis Aramburu Topete le pidió que hablara con todos para explicarles que no era cosa de la Guardia Civil sino del «loco de Tejero». Y Cassinello tuvo un momento de estupor porque al principio no podía hablar con nadie: todos los españoles estaban hablando por teléfono.

Sobre el nombramiento de una mujer embarazada al frente del Ministerio de Defensa asegura que entra dentro de la naturaleza de los tiempos:

«Hay dos áreas muy distintas: la función política de la defensa y la militar. La función política la tiene que hacer un político; lo nuevo es que sea mujer. He conocido a ministros hombres pésimos. Ya veremos qué tal Carme Chacón. No tengo ningún recelo previo, sí un estupor comprensible».

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