La televisión Al Arabiya entrevistó a Shehada Jawhar, un palestino que vive en un campo de refugiados del Líbano y que asegura haber sido director de un campo de entrenamiento de Al Qaeda en Irak. MEMRI, el Instituto de Investigación de medios de comunicación de Oriente Medio, ha difundido una traducción de la charla, que tuvo lugar el 7 de diciembre, en la que Jawhar se jacta de sus actividades y habla del papel de la inteligencia siria en el conflicto. [TRANSCRIPCI?N EN ESPA?OL]

MEMRI tiene su sede en Washington y está financiada por estadounidenses. Se dedican a monitorizar y traducir las tendencias políticas, ideológicas, intelectuales, sociales, culturales y religiosas de los medios de comunicación árabes. Aseguran ser independientes, aunque han sido acusados de parcialidad y de propagar una visión a veces negativa del mundo árabe y cercan a las tesis israelíes.

En cualquier caso la entrevista, aun mirada con prudencia, resulta interesante por mostrar un arquetipo de jihadista convencido y revela algunos aspectos internos de las actividades y mentalidad de este grupo. De hecho Jawhar mantiene durante toda la entrevista, una actitud desafiante y altiva. Por ejemplo cuando la entrevistadora le pregunta «¿Así que usted fue a Irak a emprender el jihad?», contesta: «Sí. Pensó usted que fui allí a unirme a su equipo de boliche o a su equipo de baloncesto?» 

La entrevista empieza con Shehada Jawhar, tambiém conocido por su alias Abu Omar, hablando de como se dedica a suministra armas a todo el que se lo pide en el campo de refugiados libanes de «Ein Al-Hilweh» y de cómo pasó a Irak a través de Siria con la colaboración de mediadores de este país. De hecho asegura que la inteligencia siria le puso en contacto con Al Zarquawi.

Shehada Jawhar durante la entrevistaSiempre según la transcripción de MEMRI, Jawhar reconoce que fue a Irak para dirigir el entrenamiento militar de los mujahidines en para operaciones de guerrilla urbana:  incursiones, emboscadas y ataques. Admite además haber participado en «operaciones regulares» contra los americanos como ataques a sus bases o puestos, emboscadas y hasta atentados con coche bomba ordenados. Y señala que los norteamericanos son el blanco preferencial, pero que ellos luchan en general contra cualquiera que reniegue de su máxima «no hay ningun Dios sino Alá». Asi considera que los iraquíes que apostatan y ayudan a los americanos son incluso peores que estos.

Asegura que el mayor problema al que se enfrentan los insurgentes en Irak es a la vigilancia de la Fuerza Aérea de EEUU. Asegura que no temen a nada más que a los aviones espía, que a veces les siguen sin que sean ni minimamente conscientes de ello. Estos aparatos pueden verles, escucharles y fotografiarles a varios kilómetros de distancia y son su mayor enemigo.

Finalmente explica que financian sus actividades con fondos que les llegan del extranjero y con «operaciones locales». Por ejemplo el robo de coches que luego revenden a los kurdos. 

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