[2 de noviembre de 2006]

[sigue Iñigo Sáenz de Ugarte] «[…] ¿Tuvo alguna implicación el Gobierno de Aznar que mantenía por entonces unas excelentes relaciones con Severo Moto, el líder de la oposición en el exilio? No hay pruebas de ello –pruebas que conozcamos–, aunque se da la circunstancia de que los periodistas británicos que han escrito sobre el tema lo consideran muy probable […]

La mejor descripción de la operación está en un libro llamado «The Wonga Coup«, de Adam Roberts, periodista de The Economist. […] Curiosamente, el libro revela que el motor de la conspiración fueron tanto la avaricia como las ganas de aventura […]

Según Adam Roberts, varios países europeos estaban implicados en el golpe y el Gobierno español era de los más interesados […]

Ante el tribunal de Zimbabue que lo condenó, Simon Mann confirmó esa participación española. El Gobierno de Aznar siempre lo negó. En The Observer también apuntaron a la pista española y señalaron a Francia como el país que dio la voz de alarma ante el temor de que el golpe permitiera a EEUU ejercer un control directo de las reservas petrolíferas de Guinea en favor de sus empresas.
Nadie tiene pruebas y, si las tiene, no las ha enseñado….»

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