El diario holandés detalla en una crónica de su corresponsal Steven Adolf los esfuerzos de España por «poner en orden su economía». Considera que el Gobierno juega al «gato y al ratón» con la UE y el BCE para retrasar la petición de rescate porque mantener el control sobre los presupuestos «es una prioridad política que no sólo afecta al orgullo español».

Rajoy en el Congreso
(Foto: Flickr/Partido Popular)

De Volkskrant dice: «¿Puede España poner en orden su economía? Parece ser que el gobierno español está decidido a introducir recortes: el viernes, el ministro de Economía y Competitividad anunciaba de nuevo recortes adicionales, que anunciará en los próximos días. La imagen de que España no controla el gasto público es algo que debe desaparecer, según dijo el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.»

Y señalan: «La buena noticia este viernes fue que las comunidades autónomas, que administran más de la mitad de los presupuestos del estado, han aplicado los ajustes exigidos en lo que respecta al primer semestre del año en curso. La mala noticia es que la mayoría de los gastos se producirán en el segundo trimestre del año y que por tanto todavía están por producirse. Los economistas se muestran escépticos sobre la posibilidad de que se cumplan los objetivos de ajustes proyectados.»

El texto adiverte en cualquier caso: «Rajoy, no quiere verse involucrado en la misma situación que los griegos y los portugueses, que se han sometido a humillantes controles y medidas de la troika. España por tanto persiste en el juego del ratón y el gato con la UEy el BCE en lo que respecta a la solicitud de un programa de rescate total. Ser dueño de los propios presupuestos, aunque sólo sea por las bases, es una prioridad política que no sólo afecta al orgullo español. Introducir de nuevo duros ajustes, por ejemplo en las pensiones, podría dar lugar a que el partido en el gobierno perdiera en las próximas elecciones regionales el apoyo que tiene actualmente, y podría generar también revueltas regionales, como en Cataluña.»

[Leer el artículo completo en De Volkskrant (de pago)]

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