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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

 

A pesar del ruido y de la enorme presión que existe sobre el Tribunal, Camps se sentará en el banquillo. La decisión del juez Flors reconcilia al ciudadano con la justicia, pues hubo un momento en el que pareció que la causa iba a quedar impune, sin ser siquiera juzgada.

La estrategia de última hora lanzada por su abogado pudo funcionarle. El cohecho impropio tiene que demostrar que las prebendas se reciben «en condición de..» y si esa condición consigue diluirse, -o no queda clara-, el caso puede ser fácilmente sobreseido. Así ha sucedido otras veces e incluso hay alguna resolución del Supremo que lo atestigua. Y sí. Los abogados de la acusación temieron en los últimos días que el juez lo considerase así, y por eso la sorpresa por el auto ha sido doble.

Pero era difícil que el juez cayera en la trampa jurídica y creyera que Camps recibió los regalos en condición de presidente del partido, en lugar de como Presidente de la Generalitat. Al fin y al cabo el propio Camps mintió desde el principio sobre la procedencia de los mismos, lo que hacía muy dificil el cambio de versión a estas alturas.

A quien no ha beneficiado en absoluto ese cambio de estrategia es al PP y a Mariano Rajoy. A Rajoy porque siempre dijo que le «resultaba increible que Camps hubiera aceptado tres trajes regalados», como finalmente ha confirmado el propio Presidente y al PP porque desde el acoso a Felipe González hizo de la lucha contra la corrupción su bandera. Hoy , echando la vista atrás, el PP es la caricatura de lo que perseguía.

Vayamos a 1986. El Presidente de Castilla y León, Demetrio Madrid se vió envuelto tangencialmente en un juicio y el PP  montó tal polémica que terminó dimitiendo. La enorme presión que ejerció el entonces novel José María  Aznar supuso su ascenso político y la caida del Presidente socialista. ¡Cuantas cosas han pasado desde aquél PP! Años después, por cierto, en 1989, Demetrio Madrid fue absuelto aunque nunca restituido en su honor.

Ahora el juicio de Camps quedará en manos de un jurado popular. Y es importante recordar que el Tribunal no va a tener que decidir si Camps recibió regalos o no, pues esto ya lo ha confirmado él mismo. Sino si lo hizo por y para algo.

Un caso de cohecho impropio siempre es complicado. La defensa tratará de confundir al jurado con facturas y tecnicismos y la subjetividad, el ruido ambiental, la presión mediática y las valoraciones previas sobre la corrupción y las corruptelas pueden jugar su papel de forma negativa.

Pero todos los que trabajan con jurados populares coinciden en que los ciudadanos se comportan con una enorme responsabilidad, ateniéndose a las pruebas, sabedores de lo trascendente de su decisión. Tendrán eso sí que mirarle a la cara:

«El juicio, que celebrará un tribunal del jurado presidido por un magistrado progresista (Juan Climent), será largo y Camps deberá sentarse en el banquillo el tiempo que dure. Por el Tribunal Superior de Justicia valenciano desfilarán decenas de testigos, entre ellos los líderes de Gürtel. Se oirán las conversaciones intervenidas por la policía. Y todo será público». [explica EL PAIS]

Así que vaya una paradoja. El polémico caso puede devolvernos la confianza en la justicia y en el ciudadano, pero ¿y que hay de la política?

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