Mike Kelleher trabaja en la Casa Blanca una misión poco conocida pero muy importante: seleccionar cada día entre la pila de correo que reciben, diez cartas que le serán entregadas en persona a Barack Obama. En cierta forma es el tipo que permite al presidente de EEUU mantenerse en contacto con su público y saltarse la burbuja que siempre rodea a los líderes políticos. El New York Times publica un perfil y un interesante reportaje sobre su trabajo.

Carta de agradecimiento de Obama
(Foto: Flickr/Kentomatic)

A diario se reciben miles de cartas, emails o fax en la oficina de correspondencia de la Casa Blanca, de la que Mike Kelleher es el director. Su equipo le filtra un centener que llegan a su mesa cada tarde. Y él es debe elegir las 10 que le serán entregadas a Obama con su briefing diario. Son diez mensajes que lee el presidente y que en ocasiones responde en persona.

Según Kelleher, su trabajo es escoger «cartas impactantes, cosas que dice la gente y cuando las lees sientes un escalofrío.» Aunque asegura que a menudo son mensajes nada confortables o complacientes. De hecho muchas empiezan diciendo: «No voté por usted».

Algunas de las cartas que llegan a Obama le ayudan a conformar su agenda política, como la de una mujer de Arizona que se arriesgaba a perder su casa tras quedar en paro su marido y que el presidente hizo leer a su equipo. Otras son más anecdóticas, aunque con bastante fondo. Tras verle fumar en su toma de posesión junto a sus hijas, un ciudadano le escribió diciendo que él perdió a su padre por cancer de pulmón y que si realmente quería estar seguro de poder estar con sus hijas debía «dejar el tabaco ya».

Hay gente que escribe a la Casa Blanca anunciando que piensa suicidarse o pidiendo ayuda por padecer una grave enfermedad. La oficina de correspondencia les contesta inmediatamente tratando de ponerles en contacto con alguien que pueda ayudarles. Y también reciben amenazas, que son directamente enviadas al Servicio Secreto.

Mike Kelleher tiene 47 años y trabajó en los Cuerpos de Paz en Sierra Leona a mediados de los 80. Se presentó como congresista por Illinois en el año 2000. Perdió… pero conoció a Obama, que también se presentaba. Y en 2006 se convirtió en el director de contacto exterior de la oficina del entonces senador por Chicago.

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